miércoles, mayo 16, 2007

Opacidad con la mezquita de Sevilla

jueves 17 de mayo de 2007
Opacidad con la mezquita de Sevilla
LOS promotores de la mezquita de Sevilla comparecieron ayer ante los medios de comunicación para tranquilizar a la opinión pública hispalense acerca de la financiación con la que cuenta el proyecto, que hasta hoy no ha estado lo suficientemente clara y parece que sigue sin estarlo. Hay que decir, en primer lugar, que nos congratulamos de que ese grupo haya condenado el terrorismo de Al Qaida y que, por lo tanto, haya dado garantías de que no les mueve ninguna ideología violenta. La situación de tensión que todo Occidente sufre tras los atentados yihadistas obliga a ser exigentes con cualquier nueva iniciativa que alguien pueda manipular con fines espurios. No podemos decir lo mismo, sin embargo, del apartado económico, ya que las explicaciones dadas no resultan convincentes por cuanto difícilmente se puede aceptar que los donantes de la mezquita sevillana permanezcan en el anonimato. Los ciudadanos tienen derecho a saber de dónde procede el dinero que va a servir para levantar un edificio emblemático de la influencia del islam en la capital de Andalucía.
El Ayuntamiento de Sevilla ha sido muy generoso con los impulsores de la mezquita, lo que significa que los poderes públicos de la ciudad respaldan su construcción sin haber averiguado antes quién la hace posible. Como sigue sin haber luz y taquígrafos en este expediente, tan vidrioso para la convivencia, cabe pedir que no se den nuevos pasos en orden a la culminación del inmueble hasta que todos los datos estén a disposición de la ciudadanía con plena transparencia y fiabilidad. La futura mezquita de Sevilla, si finalmente se materializa, se construirá en suelo de interés público y social de régimen local. En román paladino, legalmente ese solar de 6.000 metros cuadrados situado junto a una zona residencial de Sevilla -cuyos vecinos, por cierto, se han mostrado alarmados por la opacidad de la obra- ha sido cedido por el Ayuntamiento regido por PSOE e IU sin atender al uso previsto por su propio planeamiento. De hecho, si la mezquita está paralizada es porque los jueces han impedido que se consume la tropelía. Ese terreno público debe dedicarse al bien común de los ciudadanos, no a satisfacer los deseos de un grupo determinado.Una vez consolidada la mezquita de Granada, la ofensiva proselitista sigue por Sevilla con el aval del Ayuntamiento. Es obvio que la libertad religiosa debe ser respetada y nada hay que objetar a ello, pero también lo es que los impuestos no deben emplearse en fomentar a priori el desarrollo de ideas cuyo sostenimiento sigue sin ser elucidado. Las madrassas de las mezquitas han sido utilizadas con frecuencia en los últimos tiempos como escuela de yihad. Ahí están los casos de las arengas pronunciadas por los imanes y la constitución de células islamistas violentas en el seno de dichos centros de adoctrinamiento. No hay más remedio, pues, que estar ojo avizor y pedir sin desmayo que las cartas se pongan boca arriba.

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