miercoles 16 de mayo de 2007
Grandes embustes
POR M. MARTÍN FERRAND
CABRÍA suponer que un gran líder, un hombre capaz de cimentar el futuro de la Nación e impulsar el bienestar ciudadano, no necesita mentir. El poder proporciona recursos suficientes para fabricar todas las verdades que sean necesarias. El problema de José Luis Rodríguez Zapatero reside en que, siendo él mismo una inmensa mentira -mentira con abuelo solista y coro de justicieros retrospectivos-, siente la necesidad compulsiva del embuste. Ha llegado en eso a tal perfección que ni se inmuta cuando los hechos le dejan con el culo al aire y, en alarde de facultades, se ha rodeado de un grupo de confianza que, del mismo modo que las vestales de Roma protegían su virginidad para no terminar lapidadas, no deja de pedalear en la gran carrera de mistificaciones y embaucamientos que, con salida en La Moncloa, busca metas en todos los ámbitos de la actividad pública y, en lo que se les alcanza, también en la privada. Les va en ello el pan y la gloria.
Circunstancialmente, en razón de la gravedad que, por liberticida, acompaña la versión vasca de las próximas elecciones, Cándido Conde-Pumpido podría parecer el embustero mayor del Reino. No se queda en la falsedad que supone la mentira. Ahonda en ella y le añade unas gotas de malicia para llegar al embuste propiamente dicho. Le falta la distancia -y el talento, claro- que aconseja Francisco de Quevedo para disminuir el riesgo de ser descubierto en pleno ejercicio de falsificación y engaño: «El mentir de las estrellas/ es muy seguro mentir,/ porque ninguno ha de ir/ a preguntárselo a ellas». A las estrellas de la izquierda patriótica vasca no hace falta preguntarles nada, tienen la boca floja y gustan de dejar en evidencia a sus benefactores.
Tampoco, entre nosotros, suelen sonar las alarmas ante las mentiras o las medias verdades, que son mentiras al cuadrado. Aquí, por ejemplo, llega un lindo tipo de varón -tal que Juan Villalonga, paniaguado aznarí-, y compra una empresa mercantil por 5.500 millones de euros. Pasan siete años y se revende el momio por 2.629 millones. Conclusión: la maniobra supone, dicen, una plusvalía de 1.400 millones. No hay nada como la contabilidad creativa, la forma más edulcorada del engaño, para crear riqueza y estimular la iniciativa. Así tiene que ser cuando la verdad desnuda solivianta a la izquierda por verdadera y a la derecha por impúdica.
En ese marco falsario, Zapatero ha conseguido desmentir, quizá llevado por su cerril antinorteamericanismo, al mismísimo Abraham Lincoln. Decía el prócer que se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. Ya no es así. El líder socialista ha saltado la banca de la verdad y acredita que es posible, y real, mentirnos a todos todo el tiempo. Y el que nos rondará si no despabilamos el ánimo.
martes, mayo 15, 2007
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