lunes 18 de diciembre de 2006
de aquí y de allá
Otra Navidad
MANUEL FERNÁNDEZ AREAL
Otra vez Navidad. Para los optimistas, los que quieren vivir con realismo la vida, se trata de una nueva ocasión de celebrar la natividad de Cristo, la venida al mundo de Dios hecho hombre, verdadero Dios y verdadero hombre, dato histórico fundamental para comprender a la humanidad y saber a dónde vamos.
Para los pesimistas es un año menos de vida, otra ocasión de festejar la fecha, independientemente de que se valore su significado o no, pero con la melancolía de que cada vez van quedando menos navidades para celebrar.
Tal como van las cosas -y reconozcamos que siempre, a lo largo de la historia, ha habido problemas y que lo importante es que haya quienes estén dispuestos a resolverlos rectamente, sin egoísmos personales y sin sectarismos perjudiciales para la sociedad- la postura del pesimista es muy comprensible, pero poco realista y poco valiente.
Es verdad que los años pasan y que cada vez nos acercamos más al final de la vida de cada uno. Pero, para el optimista, para quien acepta las cosas como son, eso no significa que todo se acabe, porque precisamente para librarnos del desastre es para lo que ha nacido Cristo, ha trabajado entre nosotros, ha muerto por nosotros, ha resucitado y nos espera con los brazos abiertos para siempre.
Para quienes hemos tenido la suerte o la gracia de vivir contemporáneamente con figuras humanas tan llenas de optimismo, de sentido realista de la existencia humana como Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI, la Navidad, otra Navidad, es ocasión de alegría, una nueva Navidad que nos acerca a otra vida-eterna que solamente podemos intuir, plenamente feliz, pero que sabemos que existe y de la que nos dan testimonio personas que, como Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger, nos han enseñado a valorar con realismo y, por tanto, con optimismo.
lunes, diciembre 18, 2006
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