lunes 18 de diciembre de 2006
JOSÉ VILAS NOGUEIRA
memoria de los días
Con T de tontería
"Zapatero se pasa a la triple T", titula Víctor de la Serna su columna de El Mundo. El presidente del Gobierno de la realidad estatal que nos acoge, nos acobarda, nos acongoja, ha presentado, con la solemnidad que le es consustancial, su última receta para el "proceso": "tiempo, temple y tenacidad". Nuestro "proceso" ha dejado en mantillas navideñas al famoso de Kafka, tan perdido ya como el imperio austrohúngaro.
Y es que tenemos un presidente que gobernar, lo que se dice gobernar, no gobierna mucho, ni menos bien. Pero no perdona día sin regalarnos una solemne tontería. Empezó con el "talante" y ha desembarcado en el temple. Su verdadero numen no es el abuelo fusilado, sino Fray Gerundio de Campazas (que también era leonés). Lástima que los ominosos tiempos que corren tengan extraviados a los estudiosos del arte del gobierno en estadísticas e institucionales publicidades. Cuán ameno e instructivo escrito podría componerse con las inagotables sentencias zapatéticas.
Yo mismo, que estoy jubilado, lo haría gustoso, si mediare congrua subvención. Y para mejor aprovechamiento no renunciaría mi relato, como la fuente de su inspiración, a la entretela de amenos diálogos. Pensado tengo ya a alguno de los interlocutores. Suso el de los cuernos, que chatea, y no vinos, incansablemente con el presidente, en competición de tonterías, sería un alter ego perfecto de Fray Blas. Pero aun siendo el libro del Padre Isla modelo tan a propósito, fuerza es reconocer que habría de ser actualizado. Introduciría, como es de justicia, personajes femeninos, cuya ausencia en el modelo es explicable por la época de su redacción y el oscurantismo del ambiente en que vivió su jesuítico autor.
Pues, aun sin alcanzar la sindéresis de su jefe y maestro, que tal sería sacrilegio laico, cómo prescindir de las perlas -y no sólo las engarzadas por femenil donaire en sus blanquísimos dientes, iluminadores de ministerios y hasta delegaciones provinciales- de algunas ministras. ¿Habríamos de hurtar a donceles y doncellas la sabia lección política de las soluciones habitacionales?; ¿privaríamos a la población mileurista del precioso recurso de las zapatillas buscapisos?
Claro que no. Mas tampoco debemos reducir la enseñanza ciudadana a los cuidados materiales, cual neoliberales o capitalistas salvajes. También ha de educarse a los jóvenes en el trato a los conciudadanos e inmigrantes varios. Tenemos otra ministra, experta en este menester. No se ha de decir Calvo dixit, expresión degradante, que reclama un pixi como retorsión. Has de hablar correctamente, por ejemplo: "la ministra Calva fue cocinera antes que fraila. Aunque esta mujer no sea una jueza, desde muy joven destacó por sus capacidades intelectuales". No sólo queda precioso; además resuelve los problemas de género.
La ministra de Sanidad podría oficiar perfectamente de ex padre (ex madre, que el progenitor B vale tanto como el A) provincial. No dice tonterías, pero te cura de las de sus correligionarios. Están las cadenas televisivas a comerte el coco con las bobadas rosas, las tonterías zapatéticas, y, zas, aparece la ministra, a prohibir: el tabaco, el alcohol, las hamburguesas, las grasas, las drogas ilegales, las tallas pequeñas? Y a ordenar: desayunos copiosos, deporte, cinturón de seguridad? Y tiene tal cara de mala uva (a su lado, Tomás de Kempis era unas pascuas) que los niños se echan a llorar, los ancianos llaman al cura o al notario (o a los dos) y la gente de media edad va corriendo a urgencias. Para mí que esta ministra no escucha a su jefe.
lunes, diciembre 18, 2006
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