y Camps, unidos contra el reparto de fondos rurales de ZP
Aniagno Gago
Las subvenciones europeas tocan a su fin y Castilla y León y la Comunidad Valenciana luchan por no quedarse fuera. Sobre todo la primera, donde cuatro provincias deberían ser Objetivo 1.
19 de diciembre de 2006. El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, se han unido para reivindicarle a José Luis Rodríguez Zapatero más compromiso en relación con los fondos de desarrollo rural que distribuye la Unión Europea. No están conformes con la distribución de los nuevos recursos. Si ya la cosa estaba muy mal para las mujeres y hombres que viven lejos del asfalto ciudadano, lo que propone la Unión Europea para el inmediato futuro no es más que la crónica de una muerte anunciada. Desde que se hizo la ampliación de la Unión Europea hacia los países del Este se veía venir. La Unión no iba a seguir aportando fondos a España de la forma que lo había hecho porque tenía nuevos compromisos. Por ejemplo, Polonia, una nación donde el sector primario aún tiene más del 20% del PIB. Si tenemos en cuenta que Polonia tiene casi 40 millones de habitantes, ya podíamos imaginarnos que España no iba a seguir por el camino de la abundancia.Así las cosas, una Comunidad como Castilla y León, donde el mundo rural es amplio y necesitado, va a pagar esa ampliación con su propio futuro. Se necesitaba más tiempo para poner el mundo rural al día de la modernidad europea, pero no le han dado tiempo. Aunque esta comunidad ha dejado de ser Objetivo 1, precisamente por haber hecho los deberes, también es cierto que hay cuatro provincias (León, Zamora, Salamanca y Ávila) que sí que deberían seguir en Objetivo 1 porque su renta no llega a los niveles adecuados. Pero la Unión Europea no ha hecho distingos y ahí se las apañen los ciudadanos castellanos y leoneses afectados y Juan Vicente Herrera y su gobierno. Por eso vienen pidiéndole a Zapatero que su gobierno compense esa falta de ayudas y que, al tiempo, exija en Bruselas mucho más. Zapatero y su gobierno aseguran que Castilla y León está teniendo ese apoyo, y que la protesta ni es justa ni se ciñe a la realidad.En la Comunidad Valenciana pasa algo por el estilo, a pesar de que esta Comunidad está muy desarrollada industrialmente. El sector rural, con grandes plantaciones agrícolas, también se siente dañada por las últimas decisiones de la Unión Europea. De ahí que Herrera y Camps, Camps y Herrera, hayan unidos sus voces en forma de carta para decirle a Zapatero que no. Recuerdo un grafiti en Morales de Toro, un pueblo de Zamora, que en tiempos de Carlos Romero como ministro de Agricultura decía: "Romero ¡que no!". Sencillo, directo y escueto: los agricultores y ganaderos estaban en contra de su política. Pues más o menos es lo que Camps y Herrera le dicen a Zapatero: "Que no y que no". Pero Zapatero está más preocupado en la alianza de las civilizaciones que en esas pequeñas cosas sin importancia relativas al campo. Qué lejos aquella anécdota en plena campaña electoral, cuando un agricultor que se le acercó en una gasolinera y enseñándole las manos le dijo: "No nos defraudes, Zapatero". Y Zapatero se conjuró que de ninguna manera les iba a decepcionar.Desde entonces no ha parado el campo y el mundo rural de ir hacia atrás, lo que no quita que los gobiernos autónomos, entre ellos los de Castilla y León y la Comunidad Valenciana, no tengan sus responsabilidades, que las tienen. Pero estamos en tiempo electoral y la confrontación se convierte en la base de la acción política. Todos, con razones o sin éllas, buscan que sus acciones políticas se traduzcan en votos. Y es legítimo. Sólo hace falta que la "pelea política" tenga efecto y al final el mundo rural, de una forma u otra, sea atendido.Hubo un tiempo en que Bono, Leguina (más tarde Gallardón) y Lucas se entendían a la perfección. Tenían sus políticas de acercamiento, a pesar de no ser todos del mismo partido. Ahora Camps y Herrera, que tienen la misma querencia, se han unido en la misma idea. ¿Sacarán agua de este pozo seco? La Unión Europea mira al Este y nada será como hasta ahora. La política de la subvención toca a su fin y esa es la madre del cordero.
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