Memoria histórica atrofiada
Rafael González Rojas
19 de diciembre de 2006. Dicen que cuando el diablo no tiene nada que hacer con el rabo mata moscas. Rodríguez Zapatero –que tiene cejas mefistofélicas- viene demostrando que su capacidad de creación es bastante negativa. Más que crear, destruye. En cuanto llegó al poder se cargó dos flamantes leyes que habían costado grandes esfuerzos y de las que se esperaba mucho: la ley de Educación de Pilar del Castillo y el Plan Hidrológico. El proceso destructivo continuó atrofiando todas las iniciativas del Gobierno anterior, bien eliminando consensos establecidos o bien promulgando leyes prescindibles y, por tanto, polémicas; enfrentándose gratuitamente a la Iglesia, alentando un izquierdismo radical, un progresismo eccematoso y, en general, promoviendo toda iniciativa, tanto en política interior como exterior, que marcara una línea roja entre el Gobierno y el PP. Es decir, como no tenía nada mejor que hacer, mataba moscas. Lo que no sé es si con el rabo o con qué. Ahora está en proceso de cargarse la reconciliación entre los españoles que hizo posible una transición política de la que nos sentíamos orgullosos. Nos habíamos perdonado de corazón. Lo pasado, pasado, nos dijimos en 1977. ¡Venga!, amnistía general para todos, se acabaron las dos Españas. De aquel espíritu brotó la Constitución de 1978, que instauró la democracia en España, lo que fue posible, más que por el protagonismo de los partidos políticos recién legalizados, por el sentimiento democrático y de tolerancia que fue calando hondo en la nueva conciencia del pueblo español, a lo que tanto contribuyó la acción pastoral de la Iglesia Católica y el Concilio Vaticano II. En su afán destructivo, el Gobierno de Zapatero ha impulsado el proyecto de Ley de Memoria Histórica, un proyecto que no solamente ha dividido a los grupos políticos sino, lo que es más grave, está dividiendo a los españoles. Y eso es así porque la gente había echado un tupido velo a todo afán revisionista, no quería revisar las cuentas de aquello que pasó hace 70 años. El reconocimiento a las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura era pleno. Se había llegado a la conclusión de que se cometieron barbaridades por ambos bandos y cada cual, con discreción, se reservaba para sí el juicio sobre quién había sido más cruel. Ahora nos vienen con la falacia de recuperar la memoria histórica. Lo que van a conseguir es una atrofia degenerativa. Aunque no lo creo, porque la memoria histórica es patrimonio exclusivo de los españoles. Nunca la perdieron y fue precisamente el fundamento de la reconciliación que hizo posible un pacto de convivencia gracias al cual, por primera vez en su historia, España alumbró el proceso de reconstrucción democrática sin violencia, sin imposiciones y con escaso coste social, al que denominamos Transición. Que no venga ahora Zapatero y sus socios a cargársela.
martes, diciembre 19, 2006
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