ZpM-Rajoy, ¿Cortina de humo para tapar Air Madrid?

El encuentro Zapatero-Rajoy, ¿cortina de humo para tapar Air Madrid?
Antonio Martín Beaumont

19 de diciembre de 2006. Ha habido en España gobernantes mejores y peores; desde que en España hay elecciones hemos visto ya casi de todo, pero nunca antes a alguien tan extraño como José Luis Rodríguez Zapatero. El actual Gobierno ha protagonizado una política que nadie podrá decir que la entiende por completo.Lo singular de la noticia que supimos ayer -el llamamiento de Mariano Rajoy a La Moncloa el próximo viernes, algo que no sucedía desde el pasado 28 de marzo, en los albores del "alto el fuego permanente" de ETA- es que nadie sabe para qué convoca el presidente del Gobierno al jefe de la Oposición. Hay tantos errores que tapar, tantos problemas que solucionar, tantos frentes abiertos, que no se sabe qué quiere el líder del PSOE del líder del PP.Una cortina de humo, probablemente, como tantas otras veces, sí, pero ¿para qué? ¿La mano tendida es para ocultar con el "proceso de paz" el drama humano televisado en directo de Air Madrid con miles de desdichados inmigrantes sin poder acudir a casa por Navidad? ¿O lo de Air Madrid servirá para tapar el boquete abierto en el sistema constitucional por el Estatut de Maragall? ¿O saldrán a la luz las contradicciones estatutarias para que olvidemos la chapucilla de la "Memoria Histórica"? Pues todo puede ser. Sobre todo teniendo en cuenta que el presidente ha hecho de la publicidad una manera de ejercer el poder.Lo que está bastante claro ahora mismo es que Zapatero necesita a Rajoy, pero Rajoy no necesita a Zapatero. El líder de la Oposición puede hacer su tarea sin visitar al presidente, y podría permitirse perfectamente no ir a La Moncloa hasta que toque traspaso de poderes. Es Zapatero el que pide que se le eche una mano. No se sabe para qué; seguramente por sentido de Estado haya que atenderle, pero ha de ser siempre dejando claro dónde están las responsabilidades y los límites. La foto en las escalinatas junto a la carretera de La Coruña beneficia ahora más al presidente que al líder popular.