jueves, agosto 17, 2006

¿Que es la ley?

viernes 18 de agosto de 2006
¿Qué es la ley?
Juan Pablo Mañueco
E L juez Garzón, además de autorizar el encuentro de López con Otegui y luego la manifestación de “unos particulares” a la que acudieron todos los amigos de éste, también ha autorizado una conferencia cultural que el pensador Otegui tiene apalabrada en Barcelona y que había prohibido Grande Marlasca. Ya saben la argumentación racional de Garzón: no es que se hubiera equivocado el concolega de Garzón, no, que eso sería políticamente incorrecto en un juez tan políticamente correcto como Garzón... sino que el juez Grande había hecho “una interpretación extensiva de la ley”, que ahora ha venido a corregir el intenso juez que no quiere dejar de pertenecer a la familia de las garzas reales. Extensivo, intensivo, estirado, replegado... ¿es un chicle? No. Es la ley. La politiley, se entiende. Que ya se sabe lo que ha sido en toda época: un capricho tensable hacia dentro o hacia fuera por el extensor o el intensor que quiera darle una extensión o una intención... o exactamente las contrarias. Pura fuerza muscular para tensionar las leyes políticas (esa cosa tan poco legal, científicamente hablando) hacia donde se quiera tensarla: para allí tenerla tendida (tenso o tendido: participios del verbo tender) ante los pies de los césares políticos, que pueden ampliar la carrera del judicante o convertirla en nada... ¿Han entendido los lectores lo que es la ley política...? ¿Lo habrá entendido Garzón, que tan políticamente lo practica...? La Gran Garza que por nada del mundo querría quedarse en Garceta seguro que sí: cuando tocaba ser duro con ETA, duro con ETA; cuando toca abrir la mano, amplias alas... Eso sí que es morfología extensa. POSDATA.: Por lo demás, el juicio racional es éste, aunque obviamente ello no tenga nada que ver con los jueces políticos: Si Batasuna ha sido ilegalizada, según la legislación vigente, por ser una formación vinculada al terrorismo, sus dirigentes son dirigentes vinculados al terrorismo. Y, desde luego, a Barcelona no les van a llevar por sus grandes dotes para el pensamiento, sino por lo que son y quieren seguir siendo. Puesto que no se arrepienten de nada. Y, como estoy seguro que todos ustedes han comprendido el argumentario, cabe extraer otra conclusión: a Barcelona, tampoco conviene llevar al juez Garzón... No está dotado para el pensamiento. Porque la otra conclusión que cabe, que estándolo haya dictado la resolución que ha dictado, sería peor... como cualquier perito en leyes –políticas– comprendería, en este peligroso último caso.

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