jueves, agosto 17, 2006

Escucha, escucha, Israel

viernes 18 de agosto de 2006
Escucha. escucha, Israel
Antonio Parra
M E pilló en el aeropuerto londinense de Heathrow en tránsito hacia España la alerta bomba o el Great bomb scare. Se hablaba de gas Sharín y también de un atraque combinado de armas químicas y nucleares. Las aleas y crujías los andenes del puerto mayor de Europa era un caos y a mí me parece que hasta los ingleses y ya van quedando menos ingleses en las islas porque el melting pop ha provocado que se vean muchos saris y turbantes y caras color crema de repente parece habían dado de lado a su flema y todo eran prisas baticores anuncios por los altavoces cacheos a honorables ancianos y bobbis impertérritos con metralletas. Siguen sin estar en plena forma pero tan simpáticos y amables como siempre estos policías ingleses exhibiendo su gran cachaza cara de complacencia y orgullo de haber nacido súbditos de Su Majestad Graciosa pero nada que ver con los gendarmes franceses que están cuadrados o los carabinieri verdaderos apolos de Belvedere, los Kippos germanos tan contundentes y más chulos que un ocho o los antidisturbios españoles que parecen bomberos de puro cachas. El imperio cambia de piel. Ya no se encuentran lanceros bengalíes como aquel apuesto capital que perdió la vida en Afganistán y está enterrado en iglesia mayor de York. En muchos aspectos irreconocible plurirracial multiétnica. Las mezquitas están llenas y las iglesias vacías o son predio apetecido de las inmobiliarias, he ahí una civilización que se derramaba y las congregaciones dominicales se disuelven por falta de quórum. Fui a St. Chads la parroquia anglicana de South Kensington – recuerdo una misa del Gallo el pastor allá por el año 73 y yo solo y éste revestido de casulla y de manipulo según el rito católico de antes de la Reforma alzando el sanguis y elevando la eucaristía con cierta tristeza de soledades incomprensibles mientras rayos del sol oblicuo de diciembre besaban los vitrales del mainel jugando a caprichosas crestomatías de colores en las que alguien escribía nuestro destino- y había sido convertida en un bloque de apartamentos de lujo. Dont worry be happy. Inglaterra con otra piel de zapa seguía siendo a pesar de todo el país en el cual viví mis mejores y peores épocas. England made me. Allí perdido en el caos del aeropuerto tuve la sensación de vivir inmerso en una de las comedias de J.B Priestley que fue mi travelling companion (compañero de viaje) tan preocupado por el paso del tiempo. No había regresado desde 1986. Veinte años y aquella nochevieja me pasó una aventura increíble: estuve a punto de perecer degollado por un individuo que me había dado hospedaje y que de repente en un ataque de celotipia y acusándome – se le fue la pinza- de estar yo montándomelo con su mujer entró en mi habitación y empezó a tirarme navajazos. Recé la Chemá que aunque no soy judío de religión, por los orígenes quien sabe, todos en mi familia exhibimos buenos pabellones nasales y nos balanceamos un poco cuando estamos en la iglesia, a mí legítima esto le saca de las casillas, los criticas pero tú eres uno de ellos, me espeta y yo no se qué decirla. Shemá Israel. Acuérdate, Señor; la aprendí de labios de don Fructuoso un canónigo de Segovia que fue mi profesor de hebreo una lengua en la que desgraciadamente hice pocos progresos. Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Salté por la ventana y fui a dar con mis huesos a un patinillo de luces y corriendo me dirigí a la comisaría de Victoria Station donde el inspector de registro rompió en carcajadas al verme espantado y en calzoncillos. Más despacio, compañero que hoy no es el primero de Abril- el día de los locos cuando en Inglaterra se dan inocentadas- sino Boxing Day. Vistáse. Le puedo detener por indecencia y escándalo público. De forma entrecortada le expliqué al policía lo que había ocurrido y varios números me escoltaron hasta la vivienda donde pude recobrar mis pertenencias y al menos colocarme unos pantalones y tomar el bus hacia el aeropuerto. Fue la noche más triste de mi vida. Había ido por una cuestión personal para buscar a mi hija y me robaron. Fui a parar a la casa de un emigrante ruso judío con el que trabé contacto en la sala de espera de la Victoria Station que estaba con su esposa y ni se me pasó por la cabeza ni el peligro que corría al meterme en la boca del lobo, en casa de aquel tío loco, judíos los hay buenos y los hay malos como en todas partes. Pero aunque me quedé sin dinero mi ex ni la niña a la que no había visto desde el año 72 quisieron recibirme y tuve que regresar a Madrid con las orejas gachas. En el consulado recuerdo que me dieron veinte libras de ayuda de costa. En fin una odisea. No sé cómo salí ileso pero supliqué al Dios de Israel. Es cosa demostrada el poder de la oración. Fui rescato pues de la boca del león y ahora al cabo de cuatro lustros madre mía como pasa el tiempo pude realizar mi sueño. Mi Helen está bien. Durante mi breve estancia hemos podido conversar de lo que es solucionable y lo que no encontrará remedio jamás. En los Estados Unidos constituyen un verdadero problema el número creciente de la prole de matrimonios separados. Se denomina el síndrome de Iron side según me han dicho. Los varones se vuelven agresivos y hacen estallar su cólera al grito de por qué a mí. Quieren vengarse de una sociedad que ha cometido la injusticia de una orfandad fatídica y ellas tienen la tendencia a divorciarse o a no establecer relaciones duraderas de pareja y esto es lo que vino a ocurrirle a mi Helen que plantó a dos tíos a la puerta de la iglesia. Es una mujer muy guapa alta pelirroja y distinguida en lo que se parece a la madre. Del padre creo que ha heredado esos genes rubicundos que vienen de mi rama paterna, el buen corazón y la mala leche aunque el pronto no hay quien nos lo quite, luego no somos nadie. En nuestra estirpe creo que ha habido menos verdugos que víctimas. Siempre nos tocó sufrir incomprensión, intolerancia y envidia. Pero Shemá Israel. Comprendo ahora perfectamente la actitud de esos cabos de pieza israelíes que embutidos en su tefilá y antes de que empiecen a escupir fuego los tubos del cañón y a llenar el campo los relejes de la catenaria con su estruendo de muerte entonan una oración a Adonai pidiendo su protección. El sionismo es una excrescencia o al menos a mi me parece del verdadero judaísmo pero estos soldados de la Wehrmacht hebrea con unos ojos tan limpios y una aspecto tan de chicos normales y majetes sirviendo a su patria y honorando su quinta me causaban simpatía. Nunca maldigan a un judío, se lo garantiza. Da mala suerte. Este pueblo tiene algo. Conoce cosas que a nosotros los goim los paganos nos son vedadas. Se juegan la vida y la juventud por defender su país. Aunque el Dios en el cual yo creo no sea violento ni vengativo y me produzca indignación el espectáculo de niñas árabes convertidas en guiñapos y de barrios enteros arrasados. Son las guerras. El flagelo eterno de la condición humana. Estos soldados son también víctimas y ponen los muertos. Merece el pueblo judío compasión y nuestro respeto aunque no cohonestemos la acción de Yehuda Olmert. Esta guerra de las cuatro semanas me ha recordado la guerra de los días. Era también verano lo recuerdo perfectamente primeros días de julio en Hull y los blindados de Dayan en menos que canta un gallo plantaron la bandera davídica en el Sinaí y dejaron “sentada” y derribada a toda la aviación egipcia. Esta vez a los carros israelíes le has resultado más difícil penetrar el cerco de sus oponentes pero en círculos de inteligencia británicos y allí la mayor parte de la opinión y con toda la seguridad los periódicos caen del lado de Israel se esgrimía la idea de que había que probar material. Los famosos "Merkava" de los que tan orgullosos están en la infantería hebrea había que echarles a andar Este ha sido el ensayo de una operación de mayor envergadura en espera. Esta claro que sin dármelas de filosemita los judíos van a ganar. Tienen las armas y la preparación y el ejército más preparado de la tierra. En Heathrow volví a rezar la Shemá. Speret Israel in Domino et judica me Deus et discerne causam de gente non sancta a homine doloso erue me (Ps. XX) pero la oración que salió de mis labios fue de agradecimiento y de tristeza. A mi ex no tuve el coraje de telefonearla. Me derrumbé. Pobre. Ha pasado tanto. Sin embargo, me crecieron alas porque el Señor puso a mis enemigos bajo el escabel de mis pies. Aquel Juan Caño que abortó la operación para que yo me incorporase a la delegación de la agencia EFE o aquel hermano periodista que me traicionó. Fue el golpe que más me dolió dejándome una herida por la cual sangro. O mi propia madre que no pudo ser más atroz y sorda a mis suplicas cuando yo más lo necesitaba. Mundo cane. Madres crueles pero en fin pelillos a la mar. Shemá Israel. Misión cumplida. Me siento tranquilo y habiendo hecho lo que tenía que hacer por lo menos dar explicaciones a esa hija que tenía por ahí por el mundo y aunque por esta causa el hermano Caín sigue persiguiéndome y la madre insensible al dolor de un hijo, atormentándome con sus llamadas telefónicas, les he dicho que no les quiero en mi vida pero no escuchan ni recapacitan para nada. Aquí la maldad siempre tuvo por compañera la ignorancia. ¿Qué nuevas tribulaciones, qué sobresaltos nos aguardan? Viendo la desinformación, la mala baba y la malquerencia que se acumula en nuestras plateas – Zp al condenar a Israel creo que lo va a pagar muy caro porque esa gente tiene mucho poder en una palabra es el poder – la liviandad y la inconsciencia en España vamos a pasarlo bastante mal. Se acabaron los días de vino y rosas. Nuestra alacridad de los pasados lustros pasará factura. Aunque no hay que olvidar que el Dios de Israel nos ayudará si nos enmendamos. Escucha. Escucha Israel.

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