Rajoy juega con fuego
2 de junio de 2006.
Algunos dirigentes del PP, en gran medida alentados por el sociólogo de cabecera del partido, Pedro Arriola, mantienen que su formación tiene un suelo electoral inamovible. Piensan que dispone de un voto cautivo, de una bolsa de fieles muy fieles, que estarán con ellos siempre, hagan lo que hagan. Esa tesis tiene una segunda parte: con esa base segura, el partido debe orientar su estrategia a hacerse con tan cacareado centro. Ciertamente, hay una bolsa de electores indiferentes a la derecha y a la izquierda, que efectivamente vota en función de otras coordenadas. Pues bien, el debate sobre el estado de la nación podría tener un efecto letal en las bases populares, incluso en muchos notables de la fuerza política que lidera Mariano Rajoy. Se ha extendido la sensación de abandono. Mucha gente se siente defraudada. El presidente de su partido dejó de hablar de una cuestión de gran trascendencia y, encima, Zapatero le ha engañado. La táctica arriolana de perfil bajo puede causarle un daño irreparable a los populares. La derecha se está desmoralizando. La opción de la abstención empieza a barajarse más de lo que gustaría en Génova 13. No sería ninguna novedad en el panorama político español. La izquierda se desmoralizó en el 2000 como consecuencia de la política errática de Almunia. El electorado de la derecha perdona casi todo menos la abstención de sus representantes en temas esenciales como el de la negociación con ETA. Y Rajoy se abstuvo el martes.
jueves, junio 01, 2006
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