jueves, junio 01, 2006

El genio que nos llegó de los Andes

viernes 2 de junio de 2006
El genio que nos llegó de los Andes
Félix Arbolí
M E asombra y me enerva que un tal Boris Izaguirre, cuya profesión desconozco, aunque no sus exhibiciones anatómicas completas en las pantallas televisivas, (incluído ese ridículo “culo”, al que él debe tener en gran estima y valoración), tenga siempre un canal o medio de comunicación donde nos ilustre con sus “magníficos, inteligentes y atinados comentarios sobre toda clase de temas”. Esta vez ha opinado sobre ETA y lo ha hecho sentando cátedra y lamiendo culos. ¡Qué Séneca hemos ganado gracias a la inmigración! ¿Por qué no se habrá quedado en su país ilustrando y asesorando al camarada Chávez, en su ardua lucha contra el caciquismo, el abuso de los potentados y la explotación de los oprimidos, tan normal allá?. E incluso en un escenario más próximo y adecuado como la andina y amazónica Bolivia, ayudando y asesorando al del “jersey”, tan amigo de su Presidente. Así evitaría el éxodo masivo de sus paisanos hartos de calamidades, hambres e injusticias. Un experto en el arte de gobernar, si quiere de verdad a su patria, debería quedarse allí para poner remedio a tanto vandalismo y desastre y no venir a intentar aconsejarnos a los que sabemos más de democracia, civilización y política que pelos tiene en sus archiconocidas zonas íntimas. (Sin que esa continua y orgullosa exhibición tenga nada especial que justifique su afán de presentarla ante la cámara y ante el público). Es en ése, su país, en el que nació tan angelical criatura, donde precisan sus atinados consejos y observaciones. Lo que pasa es que allí no tiene las canonjías y el buen vivir que aquí le brindamos, con ese quijotismo que nos caracteriza. Allí, al menos, precisan de estas mentes lúcidas que sientan cátedra y consiguen adictos y seguidores, para que asesoren a su gobierno a utilizar los inmensos ingresos del petróleo en beneficio de toda la población y no sólo de la clase privilegiada y política. ¿ Por qué no se va de una vez y nos deja tranquilos librando nuestros ratos de ocio de tan burdas y obscenas caricaturas?. Tiene que darse cuenta, concienciarse de una vez, que hace muchos siglos, cuando por esos lares allende el Atlántico, andaban en taparrabos, (él, poco ha evolucionado en eso de la desnudez), nosotros nos considerábamos ya ilustrados y capacitados para vivir civilizadamente y resolver nuestros problemas internos sin ayudas extrañas. A estas alturas, aunque algunos con cortedad de miras opinen lo contrario, tampoco precisamos de las opiniones, advertencias, comentarios y consejos de los que solo pueden presentarse como profesionales del escándalo y la contracultura informativa. Sin olvidar, por supuesto, el machacón y tenaz orgullo de proclamarse “gay”, que considero una opción o sentimiento tan libre como otro cualquiera, digno de vivirse y no tener que ocultar cuando uno lo siente, pero sin la obligación y la insistencia de pregonarlo a los cuatro vientos, a bombo y platillo, como si fuera la perfección y el “desideratum” de todo lo humano, lógico y valedero. ¿Qué nos deja a los que continuamos sintiendo atracción, deseo y amor hacia la mujer ?. ¿Somos acaso los “raros” de estas nuevas películas que se están exhibiendo en casi todas las pantallas españolas?. ¿Es el marchamo de los triunfadores actuales?. ¿En qué puñetero país vivimos o nos quieren hacer vivir…?. Yo creo que andamos todos desquiciados por esta nueva, difícil e incomprensible etapa que nos ha tocado vivir y padecer. Triunfan las mediocridades, proliferan los indeseables en programas y debates y sientan cátedras, de sobresaliente “cum laudem”, los listillos que por su condición sexual distinta a su apariencia, su vida de escándalos o su verborrea nauseabunda, se erigen en los rostros más fijos, cotizados y oídos de toda la Comunidad ( y en este caso me refiero a toda España). No tengo nada contra todo individuo que intente abrirse camino en la vida y triunfar en ese sueño que todos nos forjamos pensando en el futuro, cuando éste se halla aún a larga distancia. Lo que no significa que considere oportuno, razonable y laudable que para lograr esos ideales se utilicen métodos y artimañas que van en contra de la decencia, el buen gusto, la dignidad propia y ajena y el respeto a las más elementales normas de convivencia ciudadana. Y, desgraciadamente, si examinamos uno por uno los programas que nos presentan y las revistas que nos imprimen, pocos medios se salvan de esta caza de brujas, ya que haberlas, como dicen los gallegos, “haylas” y en abundancia. Triunfan los oportunistas, se enriquecen los del pelotazo y suben los que más exprimen y explotan al prójimo. A costa de la sangre, el sudor y las lágrimas del pobre e infeliz. Proliferan los programas y noticiarios que se afanan en proporcionar carnaza (pan y circo ofrecían los antiguos césares romanos), a las hordas hambrientas y disconformes con la realidad que les hacen vivir, para que olviden sus quejas y problemas y acudan ansiosas a contemplar y gozar con el desprestigio, la humillación y la muerte moral y social de la víctima propiciatoria ante esa Inquisición cínica y vergonzante. Los que se dejan “basurear”, por un “puñado” de monedas para poder sobrevivir. ¡Amargo dinero, nuestro moderno “becerro de oro”, que hemos convertido en divinidad! No tengo ningún resentimiento personal contra nadie, ni me considero enemigo acérrimo de ninguno. Mis críticas, aunque parezcan y se ofrezcan como personales, se refieren al cúmulo de extrañas circunstancias que estamos viendo en el día a día. Por este motivo, al encontrar terreno abonado y mentecatos absortos e incondicionales, acuden los aprovechados moscones de turno para participar del pastel de la estulticia, el aborregamiento y los chanchullos políticos y económicos que se les ofrecen apetitosos y libres de trabas. “Paganini”, el de siempre, el asfixiado currito y contribuyente que ve mermar sus ingresos en la misma proporción que su cultura e intelecto. ¿Hasta cuando hemos de soportar este collar de mortificaciones, decepciones y abusos…?. ¿Usted lo sabe? ¡Déme ese notición!

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