jueves, junio 01, 2006

El acecho del florentinismo

viernes 2 de junio de 2006
El acecho del florentinismo
Javier del Valle
L A retirada de Florentino Pérez tras su dimisión como presidente del Real Madrid el pasado mes de febrero no parece real, a juzgar por los hechos ocurridos en la entidad blanca en los últimos tiempos. El prestigioso empresario compareció el martes 30 de mayo en el foro de debate Pedro Ferrándiz y pronto sus palabras adquirieron más resonancia que la de los aspirantes a ser máximos responsables del club madridista. Pérez sigue queriendo mover los hilos de su equipo del alma desde fuera; que la entidad se mueva con parámetros florentinistas y que su modelo sea dogma para los futuros gestores del club, es decir, que se rinda culto a su personalidad aunque se encuentre en la retaguardia. Cuando presentó su dimisión adujo que se marchaba porque se daba cuenta de que había cometido el error de haber mimado demasiado a sus jugadores, estrellas multimillonarias que llevan tres temporadas sin ganar ningún título. Para muchos era un ejercicio de cobardía, para mí el hecho de reconocer errores propios y dar paso a otros directivos que fuesen capaces de regenerar una plantilla caprichosa era un acto de autocrítica, que aunque tardío podía aliviar los males madridistas. Ingenuo de mí. A partir de entonces, en lugar de esfumarse y dejar a la entidad que tome sus propias decisiones, Florentino Pérez se dedicó a actuar desde la retaguardia. El sucesor, Fernando Martín, cometió muchos errores, pero el hecho de que haya quedado desacreditado hasta para presentarse a los comicios que se celebrarán en julio no depende de su incontinencia verbal sino de no haber actuado de acuerdo con los intereses de Florentino Pérez. Ahora todo indica que el candidato que quiera ganarse el favor del madridismo tendrá que contar con el padrinazgo de don Florentino, quien ha dicho que se considera legitimado para influir en el proceso con su opinión, pues se ha “matado físicamente” en favor del club de la calle Concha Espina. Suena a triste paternalismo y, lo que más me preocupa, a que el ex presidente se sitúa por encima del bien y del mal, hasta el punto de que considera que podría estar en condiciones de ganar la próxima cita electoral. “Creo que si me presentara ganaría las elecciones. La gente me transmite su cariño”, señaló. Amparado en este afecto, el ex presidente parece dispuesto a prolongar su doctrina y a poner a disposición del candidato más sumiso su maquinaria electoral, en la que figura el decisivo voto por correo. No es deseable que esta actitud altanera de Florentino siga campando en el palco del estadio Bernabéu, pues ha sido la causa principal de los últimos fracasos deportivos y de la corriente de antipatía que ha generado el Real Madrid entre muchos aficionados ajenos al club blanco.

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