lunes 2 de junio de 2008
Le acompañamos en el disentimiento
TOMÁS
CUESTA
NATAN Sharansky ha dicho alguna vez que el silencio y el miedo van siempre de la mano y que basta con que aparezcan por la puerta para que la libertad se precipite a saltar por la ventana. Algo sabrá, sin duda, de asuntos tan amargos un hombre que ha dedicado media vida a combatir la maldición de las mordazas. Que bajó a los infiernos por señalar a los verdugos y pregonar, sin medias tintas, la barbarie. Y que salvó el pellejo un poco por chiripa y un mucho porque, entonces, como profetizara Dylan, «the times they are a-changin». Y los tiempos cambiaron (vaya que si cambiaron) gracias a que un actor de poco relumbrón, pero con infinitas tablas, se consagró en el papel protagonista de una superproducción inolvidable. De allí a la eternidad. El presidente Reagan puso las convicciones -un par de convicciones, por presumir de ser exactos- como aval de una política exterior ajena a la tibieza equilibrista y a las especulaciones timoratas. Se olvidó de las friegas y de los masajes, de los paños calientes y los apaños diplomáticos. Arrinconó a Gorbachov contra las cuerdas de la tiranía agonizante. Le hizo ver las estrellas -e incluso las galaxias- hasta que su rival tuvo que pedir tablas para aplazar, en lo posible, el jaque mate. Y el principio del fin rescató del abismo a tipos tan incómodos como el propio Sharansky dejando al KGB compuesto y sin fiambre (estruendosos aplausos).
Muchos años después, casi sexagenario, el hoy israelí Natan Sharansky echó la vista atrás buscando el reencuentro con el que fuera antaño: un chaval ucraniano que un día comprendió, sin que se lo explicase nadie, que lo que de verdad define a las sociedades libres es que el miedo no cunde y el silencio no arraiga. Cuando el poder condena los reproches y bendice la baba y los halagos, aviados estamos. Cuando es preciso pensárselo dos veces para cantarle las cuarenta a los que mandan, es que se ha roto la baraja. Cuando se impone pastorear los eufemismos si no quieres que el lobo te deje sin rebaño, más vale que te largues y no largues. Y cuando hay que disentir a la soviética -o sea, siendo un héroe y, a la vez, un kamikaze- algo huele a podrido en Dinamarca. Por eso mismo, el testimonio de Sharansky -que es un disidente «honoris causa»- viene que ni pintado en un momento en el que todo indica que van a pintar bastos. Cuenta el señor Sharansky que, de niño, se bebía las páginas de «The Morning Star», portavoz del raquítico comunismo británico y uno de los pocos diarios europeos que a la «nomenklatura» le resultaba tolerable. El periódico en sí, pese a ser infumable, servía, por lo menos, para que el joven estudiante sacase a pasear el poco inglés que le enseñaban. Pero el Espíritu sopla donde quiere y, en el caso concreto de Sharansky, aquel burdo panfleto londinense, sería su camino de Damasco.
Lo que le impresionó -afirma en el arranque de «Alegato por la democracia»- es que hubiera un país en el que dar a luz ese inmenso catálogo de ferocidades no se pagase con visitar el paredón, o el archipiélago Gulag, o un centro psiquiátrico. Y, conforme aumentaba el calibre de las críticas y se espesaba el borbotón de saña, la sorpresa inicial se convertía en pasmo. Al futuro activista se la traía al pairo si en las rugientes planas del «Star» se cocían los hechos o la propaganda. Lo cierto es que existía un más allá en el que no se fulminaba al discrepante. Un El Dorado donde las opiniones eran libres; tan libres eran, que hasta podían expresarse. «Después descubrí -dice Sharansky- que todos aquellos que decidimos enfrentarnos al totalitarismo sucio, criminal, corrupto, agusanado, estábamos unidos por una creencia unánime: mientras exista el derecho a disentir, el contenido del disentimiento resulta irrelevante».
Un último chupito y nos vamos a casa. ¿Qué podría añadir Natan Sharansky si llegase a enterarse de que un chirle político con ínfulas mesiánicas ha pretendido amordazar a una voz admirable? Le acompañamos en el disentimiento (al periodista, claro).
http://www.abc.es/20080602/opinion-firmas/acompanamos-disentimiento_200806020329.html
domingo, junio 01, 2008
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