martes 3 de junio de 2008
Juan sin tierra
Pablo Sebastián
A pesar de que sus padrinos mediáticos no parecen el mejor aval posible, por cuanto no dejan de agredir a todos los demás, Juan Costa debería dar ese paso hacia delante con el que amenaza desde hace varios días, a ver si presenta su candidatura y llegamos a Valencia con un congreso del PP en el que las cartas y los jefes, de uno y otro bando, quedan al descubierto y, al final, aparecen al desnudo las dos almas del PP, que tienen más que ver con una lucha de intereses y de control del poder, que con las ideologías de uno y otro sector.
Ha dicho Juan Costa que el partido está falto de ilusión y, en consecuencia, que él se ve con ganas y posibilidades de liderar a los desilusionados, para lo cual no para de llamar a unos y otros, en busca de avales y de dirigentes que adornen su candidatura, apoyándose, como parece, en el entorno de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, a quien la oposición a Rajoy, que la jaleaba hasta hace poco, ha culpado de falta de valor. Ayer Aguirre se fue con cara de malas pulgas y no se atrevió a tomar la palabra, dejando esa ingrata labor a su ayudante, Ignacio González, que desplegó su decálogo de acusaciones en contra de Rajoy, luego respondido por Javier Arenas, que acusó a los de Aguirre de montar una dura campaña de acoso y derribo de Rajoy.
Aguirre está cada vez mas enfadada con todos y consigo misma, y parece estar en la estrategia del moro vengador que esperaba sentado a la puerta de su casa hasta que pasara el cadáver de su enemigo. Convencida, como está la madrileña, de que Costa será la liebre que le abra el camino cuando Rajoy se estrelle en las elecciones europeas, y se vuelvan a dar cartas otra vez para una nueva partida.
De hecho, Esperanza Aguirre está convencida de que Rajoy es la liebre de Gallardón, su enfermiza obsesión, y se reserva para el momento en que el alcalde de Madrid se lance a por todas. Si es que llega ese momento, lo que es bastante discutible, porque en la partida del PP también juega el presidente Zapatero, que siempre tendrá a su alcance el calendario de las elecciones generales. Y si ve que el PP está en apuros, y que la economía o los desafíos nacionalistas le brindan una oportunidad, Zapatero bien podría adelantar las elecciones al 2011, antes de que se celebre el siguiente congreso de los populares, con lo que las cuentas que echan Aguirre y Gallardón son, al día de hoy, meras especulaciones. Podría incluso darse el caso de que, si las cosas siguen así, Rajoy y Costa se queden como están, y también que Costa acabe integrándose en el equipo de Rajoy.
Entre otras cosas porque resulta extraño imaginar que este diputado, que ha presumido siempre de liberal, se ponga al frente del sector conservador del PP que lidera el ataque a Rajoy. Y que lo haga sin más apoyos territoriales que los de Madrid, y a la vez intentando mantener el discurso de la unidad del partido del que hizo gala en el día de ayer, en medio del fuego cruzado que animó el debate de la ejecutiva nacional, del que Rajoy salió fortalecido y convencido de que tiene una “sincero” apoyo mayoritario del PP. De momento, al eslogan de “Crecemos juntos” le falta la coletilla de “... pero no revueltos”. Si Costa da el paso hacia delante y sale del burladero de una vez, veremos hasta dónde llega la cohesión del PP.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=03/06/2008&name=manantial
martes, junio 03, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario