domingo, junio 01, 2008

Ferrand, El autorretrato de Zapatero

lunes 2 de junio de 2008
El autorretrato de Zapatero

Manuel Martín Ferrand
“Nos falta la cordial efusión del combatiente
y nos sobra la arisca soberbia del triunfante”
(Ortega y Gasset)


Cuando Auguste Rodin (1) trataba de abrirse camino en el París artístico de la segunda mitad del XIX se le ocurrió hacerle un retrato, un busto, a George Clemenceau, que era, todavía, un gran líder de la izquierda radical y anticlerical. La obra no le agradó a tan notable político y pasó a cubrirse de polvo en el estudio del escultor. Pasaron los años. Clemenceau evolucionó hacia la derecha radical y Rodin adquirió la fama y la gloria que merecía por su talento. Ante una de sus últimas exposiciones, cayó en manos del político el catálogo en el que se incluía el busto que había rechazado. Acudió a verlo lleno de curiosidad. Lucía en un rincón de la galería con un letrero en el que podía leerse: “Viejo ladrón de Nueva Caledonia”.



Ayer, mientras me asustaba una de las tormentas que cayeron sobre Madrid, réplica de otras más terroríficas que presidieron la actualidad del día, me entró una sorda carcajada al imaginarme a José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente que sobrevuela la realidad sin acercarse a ella, en una circunstancia parecida a la de Clemenceau. Al francés se le conocía, por su carácter crispado y gritón, como el Tigre y al español se le llamó, por su aparente bondad, el Bambi; pero, ¿cuál sería el letrero de castigo con el que, dentro de unos años, expondría su busto el escultor que hubiera fracasado en el intento de adjudicárselo en los inicios de su carrera? Me gusta imaginar que rezaría: “El adivino del pasado”. Zapatero, el de la memoria histórica, no atiende al mañana. Ése será un problema para quienes se supone que algún día le sucedan.

Zapatero no ahorra esfuerzos para, día a día, elaborar su autorretrato y presentarse ante los españoles como la combinación de todas las bondades sin mezcla de mal alguno. Su bien adiestrado y muy capaz equipo de propaganda amplifica después el autorretrato y así, con la inestimable ayuda de una oposición que no ejerce como tal, va cumpliendo los días de su segunda legislatura mientras la crisis económica devora el ahorro del Estado y los números empiezan a ser alarmantemente rojos.

Dice José Luis Rodríguez Zapatero, el de los brindis al sol, que “el pesimismo no crea puestos de trabajo”. Insiste el presidente del Gobierno, como suele hacerlo el titular de la oposición, Mariano Rajoy, en las afirmaciones huecas, carentes de contenido y, por ello mismo, impropias de quien debiera exhibir responsabilidad y criterio. Como enseñaba Luis Bonafoux, uno de los escasos precedentes de periodismo independiente con los que contamos, para medir la necedad de un gobernante basta con tomar cualquiera de sus asertos más graves y compararlo con su contrario. Si, según el líder socialista, “el pesimismo no crea puestos de trabajo”, debemos concluir que la sentencia contraria, el optimismo sí los crea, será cierta. ¿Lo es?



Zapatero, como su vicepresidente segundo, se resiste a pronunciar la palabra crisis y se refiere a los peligros económicos y sociales que nos acechan como “desaceleración profunda”. Cuando la terminología ocupa el centro del debate, mal asunto. Es muestra inequívoca de que no hay ideas en el magín. Por eso el presidente insiste en anunciar medidas que ya fueron anunciadas hace unos días, o unos años. No será así como se ataje el mal y, como hacen sus equivalentes europeos, tendría que arrimarse al toro y aplicar remedios más drásticos. Medidas inevitablemente impopulares que le repugnan. Su celo y dedicación están en el autorretrato, en salir favorecido, en poderle preguntar al espejo de la madrastra de Blancanieves: ¿hay alguien más bueno que yo en la política comunitaria?

(1) Para darle alguna utilidad a esta columna, me permito aconsejarles a ustedes la visita a la exposición de Rodin —“36 esculturas y 90 dibujos”—, que, hasta los primeros días de julio, puede visitarse en la Fundación Mapfre, en Madrid.


http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=02/06/2008&name=ferrand

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