lunes 10 de marzo de 2008
Victoria de Zapatero y despedida de Rajoy
Pablo Sebastián
No hubo vuelcos ni sobresaltos en la jornada electoral, salvo el recuerdo del criminal atentado de ETA que segó el viernes la vida de Isaías Carrasco en la localidad de Mondragón. Como anunciaban las encuestas, el PSOE se alzó con la victoria y mejoró su número de escaños, y el PP salió derrotado aunque recuperó algunos diputados, pero quedó muy lejos de la victoria. Lo que, sumado, refuerza de manera muy clara el bipartidismo, en menoscabo de Izquierda Unida y de los partidos nacionalistas, y mejora, sensiblemente, la posición de Zapatero, gracias a la segunda oportunidad —poco merecida— que le han dado los votantes de la izquierda, haciéndole de paso el quite del nacionalismo radical, pero sin excluir su dependencia, en la investidura y en la estabilidad de su nuevo Gobierno, de esos nacionalistas radicales, o de CiU, que mantuvo el tipo electoral pero que exige, a cambio de su apoyo a Zapatero, que la cabeza de Montilla sea colgada en la misma pared de la Moncloa en la que está la cabeza de Maragall. En todo caso, el resultado electoral debería permitir una legislatura más sosegada, por causa de la derrota del PP, que tendrá resolver la sucesión de Rajoy, pero con el importante reto de la crisis económica. Aunque esta vez sin graves desafíos del nacionalismo más radical, porque ERC perdió cinco escaños, EA el diputado que tenía y el PNV un diputado y ¡cuatro senadores! Lo que le permitirá a Zapatero un giro hacia el centro político, aprovechando la sonada derrota de IU y la marcha de Llamazares. Algo, en ese sentido, se desprendía de la primera alocución de Zapatero cuando dijo que a partir de ahora tendrá en cuenta los errores cometidos en los pasados años, haciendo referencias a la unidad de España y a la Constitución, con el compromiso de gobernar para todos los españoles, y especialmente para los que tienen menos.
No caben interpretaciones. Números cantan y anuncian una clara victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones generales, mejorando su resultado del 2005, en cinco escaños, y acortando (a 7) la distancia que le resta en pos de la mayoría absoluta (176). Todo ello a pesar de sus muchos errores en la pasada legislatura, y del último atentado de ETA, que, bien gestionado por él y su Gobierno, no dañó sus expectativas de victoria por más que puso en evidencia, de trágica manera, el fracaso de su negociación con ETA. Ha ganado Zapatero y ha perdido Mariano Rajoy, que dejó el PP a la misma distancia —16 escaños por detrás— del PSOE, a pesar de que esta vez no había guerra de Iraq, ni macroatentado del 11-M, sino más bien a su favor una pésima gestión de Zapatero como presidente del Gobierno en los cuatro años de la pasada legislatura. Todo esto, que es así se sencillo, le obliga a Rajoy a convocar de urgencia el Congreso del Partido Popular y a anunciar —como lo ha hecho, con sobrados motivos, Gaspar Llamazares en IU— que no se volverá a presentar como candidato a la presidencia del PP.
Una retirada de Rajoy que, sin lugar a dudas, abrirá una lucha por el poder en el PP en la que, como poco, estarán Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón (si es que el alcalde no se va, a la vista del panorama) y veremos si, por fin, reaparece Rodrigo Rato, o incluso Manuel Pizarro, que de todos ellos es el único con escaño en el Congreso de los Diputados. Y a no perder de vista a José María Aznar, revoloteando por encima del Partido Popular, para intentar gestionar el relevo y el fracaso de su pupilo Rajoy.
Las elecciones aportan otros datos muy importantes, como son la pérdida de votos y de escaños (hasta 9) de los partidos nacionalistas, siendo ERC la gran derrotada de la noche en este apartado, en el que solamente CiU logró un buen resultado manteniendo sus 10 escaños, lo que sitúa a esta coalición en buena posición para intervenir en la investidura de Zapatero. Pero no de manera definitiva, porque el PSOE podría contar también con los 7 escaños que suman ERC (3), IU (2) y BNG (2), que son socios del PSOE en los gobiernos de Cataluña y Galicia. Sobre todo si Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida insisten en pedir a cambio a Zapatero la presidencia de la Generalitat.
Como también resulta muy importante el fracaso del PNV de Urkullu y de Ibarretxe (y su proyectado referéndum), que perdieron con respecto al 2004 120.000 votos, un diputado y ¡cuatro senadores!, mientras sus compañeros de EA también se quedaban sin el diputado que tenían en Guipúzcoa. Los de Coalición Canaria, por su parte, pierden uno de los tres diputados que tenían y sus tres senadores.
Además del gran fracaso de ERC es necesario subrayar, en este primer balance electoral, la flagrante derrota de IU, que se queda con sólo dos escaños, sin grupo parlamentario y con la dimisión del que era su líder, Gaspar Llamazares, que ayer anunció su retirada como era de esperar. De la misma manera hay que destacar la notable presencia de Rosa Díez en el Congreso de los Diputados, con su escaño por Madrid y más de 300.000 votos, lo que constituye un gran éxito para su nuevo partido, de sólo unos meses de existencia —por el contrario se han estrellado los de Ciudadanos— y con una notoria escasez de medios para competir en el ámbito nacional. Salen del Parlamento, en la próxima legislatura, la Chunta de Aragón —que perdió su escaño por la ausencia de Labordeta— y EA, que sigue bajando en votos, con lo que el número de formaciones políticas queda reducido a diez, y el de grupos parlamentarios a cinco, salvo que ERC y BNG decidan pactar, lo que facilitaría un sexto grupo en la Cámara Baja.
En el Senado, el PSOE mejora ocho escaños y, en coalición con el PSC en la Entesa, empataría a 101 senadores con el PP (que pierde uno), motivo por el cual la clave del desempate estará en los 4 senadores de CiU, y en los 2 del PNV (que pierde 4), una vez que Coalición Canaria desaparece por la caída de sus tres senadores, lo que deja la Cámara Alta con cinco grupos.
En su conjunto, el resultado de las elecciones generales no anuncia ningún cambio sustancial, al menos en el control del poder ejecutivo, que seguirá en las manos del PSOE, y al que se añadirá el legislativo y el judicial, este último por poco tiempo en manos del PP. Pero sí algunas novedades más que notorias, como son la crisis de liderazgo del PP y de IU, con el añadido para esta última formación de su riesgo de desaparición, o posibilidad de su integración en el PSOE.
De la misma manera que los resultados electorales abrirán otras crisis más que sonoras en el PNV, ERC y EA, partidos del nacionalismo radical que han pagado muy caras sus exageraciones y su relación con Zapatero, al que creyeron definitivamente convertido al modelo confederal pero que, por la presión del PP, se vio obligado a rectificar dejando en la estacada a los que fueron sus compañeros iniciales de viaje en la pasada legislatura. Al PNV, EA y ERC les ha pasado algo muy parecido a lo de Maragall en el PSC. Se subieron al corcel confederal de Zapatero y, de pronto, se vieron subidos a lomos de un mulo que no sabía galopar, tal y como se evidenció en la crisis del Estatuto catalán. Al final Zapatero ha salvado los muebles a base de robarles escaños a sus compañeros de viaje IU y ERC.
Naturalmente, ahora falta por ver los pactos de investidura, que no serán nada fáciles porque ERC y PNV ya saben que sus amores con Zapatero les han salido muy mal, mientras CiU ha puesto como precio al PSOE el lograr para ellos la cabeza de Montilla y la presidencia de la Generalitat, lo que abriría otra crisis en el PSC. Queda por ver qué hará el PP en ese trance, y si se abstendrá para quitar a Zapatero la presión del nacionalismo, lo que no sería de descartar. Sobre todo ahora que el PP ha pagado tan caro el precio de la crispación y Rajoy sus errores y las andazas, más que furiosas y fuera de la realidad, de Aznar, Aguirre, Acebes, Zaplana, El Mundo, la COPE, la AVT y la Conferencia Episcopal. Todos los defensores de la conspiración del 11-M, del España se rompe y la economía se hunde, de las mentiras de la guerra de Iraq, del ¡fuera Gallardón y viva Aguirre!, y de la ocupación de la calle en compañía de la AVT y de la Conferencia Episcopal. Los mismos que, además, querrán controlar la sucesión de Rajoy sin rectificar.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=10/03/2008&name=manantial
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