lunes, marzo 10, 2008

Jose Oneto, La tierna imagen del 9 - M

lunes 10 de marzo de 2008
La tierna imagen del 9-M

José Oneto
La imagen de las elecciones generales del domingo 9 de marzo no ha sido la intervención del vencedor, José Luis Rodríguez Zapatero, botando junto con su esposa Sonsoles Espinosa y cientos de simpatizantes en la calle Ferraz de Madrid. Tampoco ha sido la patética intervención del dirigente de Izquierda Unida Gaspar Llamazares anunciando, ante su fracaso, una Asamblea extraordinaria de Izquierda Unida a la que no se presentará.
Ni siquiera la de los numerosos intervinientes que han ido dando datos con cuentagotas mientras los escaños bailaban a favor o en contra de cada partido.

La verdadera imagen ha sido la de Elvira Rodríguez abrazando tiernamente a su marido, Mariano Rajoy, abrazándole con cariño, hablándole al oído. Parecía consolarle, parecía querer animarle, ante lo que para él personalmente, a pesar de haber subido en votos y escaños, ha sido un fracaso.

Por segunda vez no lo ha conseguido. No ha conseguido ganar unas elecciones generales que parecían ya ganadas de antemano aunque todas las encuestas daban ganador a su contrincante.

No ha podido ser a pesar de la movilización de sus votantes, a pesar del desgaste del Gobierno socialista, a pesar de la tensión de la campaña, que ha sido reflejo de la tensión de la legislatura.

Por segunda vez Rodríguez Zapatero y el Partido Socialista han ganado las elecciones generales por 169 escaños, cinco más de los que tenía desde el 2004, cuando venció por primera vez a un Mariano Rajoy que le ha hecho una oposición dura, implacable, descalificadora y dirigida sobre todo a conservar el voto de su electorado, aunque en esta ocasión ha conseguido arañar más votos, más porcentaje de votos y más escaños que en marzo del 2004.

El triunfo de Zapatero, que partió de un virtual empate técnico al comenzar la campaña electoral (datos oficiales del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS), se ha producido a lo largo de las últimas semanas, en las que ha conseguido despegarse de su adversario forzándole a radicalizar aún más su campaña, sus discursos y sus contenidos.

Rajoy ha hecho, al fin y al cabo, la campaña que quería un Zapatero que ha conseguido hacerse con la mayoría del voto de la izquierda y de parte del nacionalismo catalán de Esquerra Republicana de Catalunya.

Polarizado el voto entre izquierda y derecha, han perdido representación parlamentaria la Chunta Aragonesista y Eusko Alkartasuna, se ha resentido Coalición Canaria y se ha hundido Izquierda Unida, esa Izquierda Unida que en la legislatura 1996-2000 llegó a tener 21 diputados.

Desde ese momento histórico electoral con Julio Anguita en que hizo la pinza con José María Aznar en contra del PSOE comenzó su declive y la formación que lidera Gaspar Llamazares ha ido de crisis en crisis y se ha hundido al pronunciarse su electorado por el “voto útil”.

El triunfo de Zapatero no puede decirse precisamente que haya sido espectacular. Ningún presidente de Gobierno que ha revalidado su mandato lo ha hecho con tan escasos resultados.

Adolfo Suárez gana con ventaja su segundo mandato después de las elecciones de 1977. Felipe González, después de octubre de 1982, consiguió mayorías absolutas en 1986 y 1989, y en 1996 perdió por la mínima a pesar de la corrupción y el escándalo de los GAL.

Se abre una nueva etapa en la historia democrática española en la que Zapatero no tendrá más remedio que cambiar de política, pactar, con el mayor sentido común, con Convergència i Unió, que probablemente entrará en el Gobierno, y seguir rectificando intentando llegar a los máximos pactos posibles con un partido popular más fuerte que hace cuatro años.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=10/03/2008&name=oneto

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