El tsunami bipartidista
POR JOSÉ MARÍA CARRASCAL
EN su honesta, valiente, inusual admisión de derrota, Llamazares clamó contra el «tsunami bipartidista» que barrió el domingo de la escena política española al resto de los partidos, el suyo incluido. En efecto, si algo ha caracterizado las últimas elecciones fue el triunfo de los grandes sobre los pequeños. Como si los españoles, hartos de ver a los pequeños imponerse a los grandes, hubieran dicho «¡Basta!» y devuelto a estos el rango que les corresponde en una democracia. Lo paradójico es que, pese a haber avanzado tanto PSOE como PP, las matemáticas parlamentarias no les permiten decir que han ganado realmente. Zapatero se impuso con claridad, pero necesita apoyos para formar gobierno. Rajoy obtuvo más votos y diputados que la vez anterior, pero lo cierto es que no logró lo que quería: ganar.
¿Volvemos entonces a lo de antes, a un gobierno del PSOE apoyado por nacionalistas e Izquierda Unida, frente a un PP reforzado, pero más solo que nunca en la oposición? Sería justo lo contrario del mensaje enviado por los electores, que indica nostalgias de una gran coalición capaz de afrontar los grandes problemas que tiene el país -terrorismo, ordenación territorial, ralentización económica-, con una visión global, en vez de la parcial de sus diferentes partes. Pero la gran coalición es hoy un sueño en España. Es verdad que la política hace extraños compañeros de cama, pero entre el PSOE y el PP ha corrido últimamente demasiada sangre para compartir lecho. Tendrían, además de enterrar el hacha de guerra, que desandar una larga distancia ideológica. Uno de los rasgos más acusados y perniciosos de la pasada legislatura fue la radicalización de los grandes partidos. El PSOE se ha corrido a la izquierda -de ahí que haya fagocitado a IU- y el PP se ha ido a la derecha -donde apenas queda ya sitio-, aunque en su descargo tiene el intento del resto de echarle de la escena pública.
Pero la realidad es esa: un país polarizado, unos partidos en manos de su facción más dura y un electorado que pide una política más nacional que partidista, más de centro que de extremos, como muestra el valioso escaño de Rosa Díez, algo que no consiguió Roca pese a contar con muchos más medios.
¿Escucharán Zapatero y Rajoy este llamamiento del electorado? Rajoy, sin duda, por temperamento y por no quedarle otro remedio. Aparte de haber anunciado ya que «estará a la altura de las circunstancias». Zapatero, en cambio, es una incógnita. Y es él quien tiene la sartén por el mango. ¿Qué hará con su victoria? ¿Seguirá instalado en el radicalismo ideológico y en la utopía de gobierno o se moderará? Lo sabremos cuando elija socio: si elige continuar con sus actuales compañeros de viaje, la radicalización no hará más que acentuarse. Si elige a CiU como sucedáneo de gran coalición, se centrará. La vida tiene más imaginación que todos nosotros juntos.
http://www.abc.es/20080311/opinion-firmas/tsunami-bipartidista_200803110251.html
martes, marzo 11, 2008
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