martes 26 de febrero de 2008
Rajoy aprovecha el debate
JOSÉ Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy demostraron estar perfectamente al corriente de lo que se jugaban en el debate de ayer. Ambos eran conscientes de que la imagen que iban a dar ante las cámaras de televisión podrá influir en un número muy limitado de indecisos, pero suficiente para decantar el resultado final de las elecciones del 9-M. No se trataba tanto de dar a conocer nuevos e impactantes mensajes electorales, cuanto de gestionar ante millones de telespectadores una presencia pública que transmitiera seguridad y confianza. A estas alturas, tanto PP como PSOE han lanzado al foro electoral sus principales propuestas, pero les faltaba medir el alcance del factor humano, la capacidad de cada candidato para suplir con sus virtudes personales el desapego que provocan las campañas electorales y el escepticismo endémico de los ciudadanos hacia los partidos políticos.
Nadie que ya tuviera claro votar al PP o al PSOE decidió ayer dejar de hacerlo por el resultado del debate, pero los estrategas de ambos partidos sabían que, si era importante afianzar al electorado propio -por si a menos de dos semanas no lo estuviera ya- para neutralizar los efectos de una participación más decisiva e impredecible que nunca, más importante era para Rodríguez Zapatero mantener el mito de su talante, muy acosado por los nervios que provocan unas encuestas que no son las que esperaban los socialistas. Nervios que se notan en cuanto el Gobierno se vio ayer mismo obligado a prepararle el debate a Rodríguez Zapatero con otro conejo de la chistera, con forma de ayuda a las familias con hipotecas, aunque se trate más bien de un gran favor a los bancos. Por su parte, para Mariano Rajoy, lo importante era romper la lejanía con la que le perciben los ciudadanos y, sin duda, puso todo de su parte para lograrlo. El líder popular parte en esta campaña con la ventaja de saber que está subiendo en las encuestas al margen de cómo se le valora políticamente. Cualquier mejora en este déficit del candidato popular es beneficio electoral asegurado.
En cuanto a las formas, el debate no fue tal en sentido estricto por las condiciones pactadas por ambos partidos, que encorsetaron excesivamente lo que debía ser un acontecimiento electoral de máxima importancia, basado en la espontaneidad de los candidatos. En cuanto al fondo, ambos candidatos llevaron al debate la estrategia que llevaban preparando en sus mítines de las últimas semanas. Desde el comienzo, uno y otro se lanzaron críticas muy duras, en lo político y en lo personal. Zapatero estuvo en su línea de enfatizar los logros de su gobierno, atacando al PP con los argumentos habituales y eludiendo el descenso al balance concreto de su gestión. Rajoy, por su parte, acudió con la lección aprendida y se movió con soltura, arrancando su intervención con una descripción implacable de la legislatura, hecha con concisión y precisión, y la desarrolló con datos inapelables sobre el deterioro de la economía, el incremento de la inseguridad ciudadana, la ruptura de la política antiterrorista, la pretensión de imponer un nuevo modelo de estado, y con un duro alegato contra la regularización masiva de inmigrantes en España, asunto que Zapatero abordó muy genéricamente frente a un Mariano Rajoy que desde el primer momento centró esa cuestión con agresividad y reclamando «orden y control» frente al «coladero» en que se ha convertido España.
Más allá de los sondeos inmediatos sobre el resultado del debate, es evidente que los bloques de apoyos sociales a uno y otro candidato estaban predeterminados y, por eso, no serán concluyentes para hacer un pronóstico sobre cuál será su incidencia entre los indecisos. Eso sí, servirán para marcar tendencias y adaptar a ellas la estrategia electoral de esta semana. Fundamentalmente, servirán para preparar el próximo asalto, porque todo apunta a que esta eliminatoria para alzarse con el premio de los indecisos se resolverá en el debate de vuelta, dentro de una semana. Lo cierto es que, por primera vez desde 1993, la contienda electoral ha mejorado su nivel gracias a este debate, a pesar de sus evidentes limitaciones, y ofrece a los electores una dimensión tan olvidada como necesaria para el sistema democrático.
http://www.abc.es/20080226/opinion-editorial/rajoy-aprovecha-debate_200802260247.html
martes, febrero 26, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario