martes, febrero 26, 2008

Pablo Sebastian, Rajoy mejora, ZP defiende

martes 26 de febrero de 2008
Rajoy mejora, Zapatero defiende

Pablo Sebastián
Digan lo que digan las encuestas, Rajoy ganó, por poco, pero ganó, en el primer debate televisado que mantuvo con Zapatero. Por lo menos mejoró su posición, digan lo que digan las encuestas, por la sencilla razón de que esas encuestas sobre ambos candidatos –como la que se hizo con Solbes y Pizarro- carecen de la menor credibilidad, porque, en ellas, como no están abiertas a todos los partidos, como en las de intención de voto, el PSOE siempre cuenta con el apoyo de sus seguidores, mas los de IU y los de los nacionalistas, que, en un debate a siete, por ejemplo, se habrían votado asimismo y no a Zapatero como suelen hacer en estos casos, a sabiendas que el líder de los socialistas es su aliado. Dadas estas circunstancias, se puede decir, incluso, que en las encuestas –al menos en la de Antena 3, cadena menos militante que La Cuatro o La Sexta, que son de obediencia PSOE- Rajoy ha salido bastante bien, y si les quitas los apoyos a Zapatero de los votantes de IU y nacionalistas, seguramente, mejor que Zapatero.
Lo que tampoco quiere decir que Rajoy haya arrasado a su adversario, porque eso no es verdad, entre otras cosas por su exceso de agresividad. Entre otras cosas Rajoy le dijo a Zapatero que “ningún gobernante ha sembrado tanta tensión en España”, que no tenía ni idea de lo que es una nación, que ha faltado a la dignidad del Estado en la negociación con ETA, que se ha tomado España a broma, que improvisa, que es frívolo y que ha agredido a las víctimas del terrorismo. Naturalmente, todo ello, no a palo seco sino en el fragor del debate. Y tampoco se quedó corto Zapatero, en descalificar, aunque fue a remolque, cuando acusó a Rajoy de discursos apocalípticos, crear crispación, de mentir, insultar a los artistas, y de decir que España se rompe sin decir verdad.

En realidad, Mariano Rajoy salió bien parado del debate que mantuvo con José Luís Rodríguez Zapatero, y en el que, dada su condición de aspirante, le bastaba con empatar para mejorar su posición, porque, de entrada, partía de posiciones de desventaja en lo político y en lo personal, si nos atenemos a valoraciones que sobre ambos líderes políticos, se han hecho a lo largo de los últimos años en las encuestas sobre intención de voto. Y es posible que Rajoy –las urnas dirán si es así- haya mejorado sus expectativas de voto, entre los electores del centro e indecisos, porque apareció, como un posible gobernante, con ideas –como pregona su cartel electoral- más claras sobre España, y sobre lo que hay que hacer ante la crisis económica. Aunque el líder del PP pecó, quizás, de un exceso de agresividad en lo personal, como ha sido habitual en él a lo largo de pasados debates parlamentarios sobre el estado de la nación.

Además, Rajoy no fue todo lo claro y contundente que merecía el caso en el cierre de su intervención, que convirtió en un cuento, infantil, ya conocido, de esos que fabrican los asesores de imagen. Estuvo mejor Zapatero en el cierre del debate, aunque lo de “buenas noches y buena suerte” fue de aurora boreal. Pero estuvo peor, y a la defensiva, a lo largo del cara a cara con Rajoy donde se refugió en la pasada y ya lejana legislatura de los gobiernos de Aznar, para poder rebatir las contundentes acusaciones de su adversario, en materias importantes como el terrorismo, la inmigración, la educación, y la cohesión nacional, y, en parte, también en el ámbito de la economía, donde Rajoy se centró, con insistencia, en todas las necesidades cotidianas de las familias, y Zapatero en la macro cifras.

Siendo más hábil y eficaz Zapatero en las cuestiones sociales, en política exterior (donde Rajoy no dijo nada), y en medio ambiente, pero en muchas ocasiones transmitiendo en su rostro la tensión –ha perdido la magia y la sonrisa- que le provocaba el relato de sus errores en la política autonómica, la inmigración y, sobre todo, en la negociación con ETA. Una discusión que alcanzó sus cotas de mayor tensión cuando Rajoy, en un exceso verbal, acusó a Zapatero de haber agredido a las víctimas del terrorismo. Todo ello tras llamarle Rajoy, reiteradamente, mentiroso al presidente, especialmente cuando el líder del PP le preguntó, esta vez con moderación sobre: ¿a qué Zapatero tenía que creer? si al de Otegi libre, o preso, al de ANV legalizada o ilegalizada, al de no habrá más negociación con ETA tras la bomba de Barajas, o al de la negociación secreta en el 2007, etcétera.

Discurso al que Zapatero, tocado, respondió con su reiterada acusación al PP de falta de apoyo en política anti terrorista y la citando, por dos veces, la mención que hizo a Aznar a ETA presentando la banda como Movimiento Nacional de Liberación Vasca. Peor estuvo Zapatero cuando se dedicó a contar los muertos del terrorismo en los gobiernos de Aznar y en el suyo, lo que hubiera merecido la respuesta, también impresentable, de los muertos terroristas en tiempos de González, incluido el GAL.

También Zapatero acusó a Rajoy de mentir en varias intervenciones. Así como de crispar a la sociedad y hacer relatos apocalípticos de la situación española. Repitiendo, ambos, discursos oídos en tribunas y declaraciones a los medios de comunicación. Aunque, en este caso, la novedad y ello fue lo que enervó a Zapatero, estaba en que Rajoy, machacaba, una y otra vez, los puntos flacos del adversario, con réplicas en cadena, algo que nunca había podido hacer en los debates parlamentarios donde el gobierno siempre tiene todo el derecho de cerrar la discusión sin límite de tiempo.

Parece claro que Zapatero no transmitió, al menos a los votantes indecisos del centro, la confianza necesaria ni las explicaciones pertinentes sobre sus graves errores de la legislatura, y por ello prefirió hablar de Aznar, mirando al pasado, lo que era una forma de reconocer que muchas cosas las había hecho mal. En su despedida, donde estuvo mejor que Rajoy, el presidente del gobierno reconoció errores, pero a no los citó en defensa de su posición, aunque vino a reconocer el alcance de sus actos fallidos cuando afirmó que necesitaba cuatro años más para cumplir su proyecto político, lo que, para Rajoy, que pidió el voto para España, sería algo nefasto para la sociedad.

http://www.abc.es/20080226/opinion-firmas/diario-campana-ignacio-camacho_200802260248.html

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