sábado, febrero 02, 2008

Jose Melendez, La adulteracion de la Democracia

sabado 2 de febrero de 2008
La adulteración de la Democracia

José Meléndez

A José Luis Rodríguez Zapatero, en su palabrería engolada y las mas de las veces hueca, se le llena la boca con las palabras democracia, decencia y sociedad justa, pero con demasiada frecuencia sus hechos como gobernante no se corresponden con lo que predica. El último ejemplo de esto lo tenemos en su insólita y sorpresiva oferta de pagar a cada contribuyente en el mes de junio la suma de 400 euros, por una sola vez, si gana las elecciones del próximo mes de marzo.

En los convulsos tiempos de la última parte del siglo XIX, cuando un Parlamento fraccionado hasta lo inverosímil brindaba una inestabilidad tan acusada que se tenían que convocar elecciones generales con harta frecuencia, los caciques políticos compraban los votos con toda clase de ofertas que después no cumplían. Romero Robledo pagaba un duro o un pollo, a elegir, por cada voto. Y así le fue a España, sumida en una interminable crisis de la que tardó muchos años en salir, perdidos los últimos restos de su poderío colonial y viendo pasar desde el apeadero el tren del progreso en el que viajaban las demás naciones. Ahora, mal debe ver Zapatero el panorama electoral, a pesar de las encuestas que dice poseer el PSOE, para recurrir a tales artimañas, reñidas con los mas elementales principios de la democracia.

La compra de votos es una acción deleznable y esta vez se ha perpetrado a cara descubierta, para tratar de contrarrestar el impacto de la reforma fiscal anunciada por el Partido Popular, una reforma pensada y sostenible, que dará sus frutos a medio plazo y que es mucho mas atractiva por su carácter consolidado que el regalo aislado y circunstancial de una suma de dinero. Zapatero y sus acólitos han justificado la dádiva en que las arcas públicas tienen superávit y es justo compartirlo en una sociedad igualitaria. El razonamiento no se tiene en `pié, porque si es esa la intención debía hacerlo ahora, cuando esa sociedad que quiere igualitaria se arrastra por la cuesta de enero bajo el peso de una inflación que llega ya al 4.3 por ciento, unas hipotecas cada vez mas caras y un desempleo cuyas cifras suben de forma inexorable. Y si se trata de repartir la riqueza, el regalo es roñoso y torticero porque, según nos dice el ministro de Economía, Pedro Solbes, el superávit español está dos puntos por encima de la media europea. Peor es la justificación de la vicepresidenta Fernández de la Vega, según la cual, no se puede hacer ahora porque se tardarían unos tres meses en adecuar los ordenadores de Hacienda. Por lo visto, vamos también retrasados en técnicas informáticas.

Los césares romanos afirmaban que Roma no pagaba traidores, en un encomiable alarde de dignidad política. Ahora, por lo visto, no solamente se pagan traidores –ahí tenemos multitud de ejemplos de trasfuguismo- sino que se compran voluntades con limosnas. El español de la calle, que trabaja para sacar adelante a su familia no quiere limosnas, sino medidas fiscales que le ayuden en su cotidiano esfuerzo. Ha dicho Zapatero ante la acusación de compra de votos que pensar que los españoles pueden vender el suyo es un insulto a los ciudadanos, pero el insulto está precisamente en la propuesta. Eso está tipificado en el Código Penal como intento de soborno. La macroeconomía española irá muy bien, según Zapatero y Solbes, y ahí están para avalarlo las cuentas de resultados de los bancos y las grandes empresas que, año tras año, anuncian beneficios de muchos miles de millones de euros, pero la microeconomía de las familias modestas, que son la inmensa mayoría de la población se debate en las incertidumbres de cada mes. Además, la limosna de Zapatero tiene trampa, porque esos 400 euros se descontarían de las retenciones del impuesto sobre la renta a razón de 33.33 euros mensuales hasta llegar a los 400. Es el mismo sistema que regiría en la oferta de Mariano Rajoy de descontar 1.000 euros a las mujeres trabajadoras para ayudarlas en sus gastos familiares como la guardería de los hijos, pero con la salvedad de que este sistema en uno y otro caso no se aplicaría a los contribuyentes cuyos pagos a Hacienda sean inferiores a esas cantidades, ni a los trabajadores autónomos, más de tres millones, que no tienen retenciones, aparte de que la oferta de Rajoy tiene carácter permanente y la de Zapatero no.

El clamor que se ha levantado en contra de la medida anunciada por Zapatero ha sido unánime y sonoro..El catalán Durán i Lleida la ha calificado de “inmoral” y hasta Gaspar Llamazares, persistente palmero del gobierno en sui pertinaz sueño de una España de izquierdas, ha afirmado que “es de derechas” y ha empleado el símil de un fanfarrón que entra en un bar, invita a todos a una copa, pero después él no paga nada. Y las invitaciones de Zapatero no se circunscriben a este regalo, sino que ya ha hecho otros con los mismos fines proselitistas como el “cheque bebé” o la suma de dinero a los jóvenes para ayudarles al alquiler de un piso

Quien adultera así los principios democráticos no está capacitado para gobernar. Porque esa adulteración no se limita a la compra de voluntades con fines electorales, sino que existen otros muchos hechos igual de graves o mas. La semana pasada se ha dado el caso bochornoso de una manifestación de cincuenta mil personas, con el gobierno autonómico vasco a la cabeza para protestar por una sentencia del Tribunal Supremo que condena al ex presidente del parlamento de Vitoria por desacato. Cuando un lendakari y su corte se echan a la calle en una protesta de esta índole y no hay ningún tipo de respuesta por parte del gobierno de España, para no enfadar a los nacionalistas que le ayudan a sostenerse en el Parlamento, es que la sociedad democrática que dicho gobierno tiene la obligación de representar está enferma, porque no puede dudarse de la integridad y rectitud de la máxima autoridad de nuestro ordenamiento jurídico en la aplicación de las leyes vigentes, ya que entonces estaríamos desamparados ante cualquier tipo de desafueros. Pero las cosas están así y Zapatero, que ha mentido en algo tan fundamental como es la lucha antiterrorista –la mentira, y sobre todo en un tema de Estado, está totalmente prohibida al jefe de un gobierno democrático-; se ha pasado los cuatro años de mandato desdiciéndose de sus decisiones según soplaban los vientos, y se ha apoyado en las minorías marginadas para tratar de convertirlas en un granero de votos, tiene todavía la pretensión de ganar las próximas elecciones sin variar un ápice su forma de gobernar. La cuestión es ganar como sea. Veremos si lo consigue.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4412

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