viernes, noviembre 02, 2007

Ferrand, Regeneracion democratica

viernes 2 de noviembre de 2007
Regeneración democrática

Por M. MARTÍN FERRAND
TENDRÍA gracia -pajolera, pero gracia- que el PP, después de haber perdido el Gobierno en las legislativas del 2004 como un efecto secundario de los brutales atentados del 11-M, volviera a fracasar en las del 2008 por la mala digestión de la sentencia en la que se condena a los autores de aquella sangrienta masacre. Todo es cuestión de entrenar convenientemente o, como en un sañudo y sintomático pleonasmo señala en El País Josep Ramoneda, de insistir en la «contumacia en el error». En el PP pesa mucho, sobre la circunstancia de que su secretario general fuera ministro de Interior en el malhadado día en que el terrorismo islámico se llevó por delante la vida de 192 ciudadanos, el uso indebido -distorsionador- que algunos de sus dirigentes han venido haciendo del suceso con fines electorales e intención demoledora de su principal adversario político. Más aún cuando alguna de esas descabelladas piruetas tenían el fin complementario de bailarle el agua a los agitadores mediáticos que, desde la Cope hasta «El Mundo», han ordeñado a conciencia, instalados en el luctuoso taburete de los acontecimientos, la vaca macabra de las bombas, sus víctimas y cuantas fantasías han surgido en su entorno.
El tribunal correspondiente ya dictó sentencia. Les queda a las partes la posibilidad del recurso; pero cualquier uso político a partir de ella será, tanto para el PP como para el PSOE, una intentona suicida. Mariano Rajoy tiene que sacudirse el polvo que, en aquellos días del 2004, llegó hasta La Moncloa y, en lo que se le alcance, marcar distancias con quienes, en su proximidad, más se han involucrado en el inútil juego de ver conspiraciones en donde, como ya ha quedado demostrado, sólo había odio asesino y fanático, dolor y víctimas. Su tarea tiene que ser ahora exclusiva y eficaz, resuelta y luminosa, para poder ganar las elecciones del 9 de marzo. Visto sin ojos partidistas, desde la distancia que marcan el escepticismo y el amor a la libertad, sería lamentable que José Luis Rodríguez Zapatero, hueco y sin rumbo, volviera a ocupar la presidencia del Gobierno.
Tras la sentencia del 11-M, a solo 130 días de unos comicios trascendentales, no basta con un punto y aparte. Las circunstancias requieren un nuevo capítulo en el que, por fin, Rajoy se atreva a alejar de su entorno a cuantos le afean y perjudican y a sustituirlos por gentes capaces, resueltas y prestigiosas. La máquina funcionarial del PP está agotada y, en feliz contradicción, sobran en sus filas personajes con fuerza y carisma, formación y criterio, capaces de defender, sin complejos y absurdos temores, los supuestos de una «regeneración democrática» que el propio PP predicaba en 1996 y en el 2000 y nunca puso en marcha. Primero porque, atrapado por las concesiones que le instalaron en el poder, no pudo hacerlo, y luego, ya en el disfrute, en ocasiones obsceno, de su mayoría absoluta, porque no quiso.

http://www.abc.es/20071102/opinion-firmas/regeneracion-democratica_200711020254.html

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