jueves 22 de noviembre de 2007
El dilema del reportero
ALFONSO ROJO
Los reporteros de guerra veteranos suelen decir que no te puedes permitir el lujo de llorar en el trabajo, porque con los ojos empañados en lágrimas es imposible enfocar una cámara o acertar con las letras del teclado.
A veces hay que ir de duro, pero en esta profesión, a menudo tan cínica y encanallada, no he conocido a casi nadie capaz de observar el dolor humano sin pestañear. Este oficio no es incompatible con valores como solidaridad, piedad, honestidad o voluntad. Y a veces te hacen preguntas que estremecen.
Cuando hablas con gente joven, con esos aspirantes a periodista que pueblan las universidades, hay una que se repite como una letanía: «¿Qué elegirías puesto en el dilema de informar sobre una tragedia o ayudar a los afectados?» La respuesta políticamente correcta es que informando de su desgracia es como realmente se ayuda a quienes lo necesitan.
Es sólo parte de la verdad. Frente a una hambruna de proporciones bíblicas, como las que arrasan África o ante el drama de las pateras, poco puedes hacer. Pero no siempre es así. En marzo de 1980, estaba yo en El Salvador cuando asesinaron a Monseñor Romero. Le dieron un balazo en la cabeza, en plena misa.
El funeral fue enorme, multitudinario y en medio de la ceremonia, al fondo de la plaza situada frente a la catedral, sonaron explosiones.
Se produjo una estampida. Cientos de miles de personas comenzaron a empujar, tratando de salir de aquella ratonera y en el tumulto, arrollaron a los más débiles. Yo estaba encaramado a la verja del atrio y en mitad del jaleo, justo debajo de mi, escuché una voz muy tenue, que repetía: «No me haga fotos, ayúdeme»
Era una mujer, aplastada por la masa. En su rostro había una expresión extraña. Una mezcla de dolor, miedo y perplejidad... y debajo de todo aquello, un matiz de desaprobación. Tiré de su brazo con todas mis fuerzas, pero no pude sacarla.
Nunca supe si aquella muchacha sobrevivió o fue uno de los 40 cadáveres que se alineaban en el pavimento de la catedral al día siguiente. Me acuerdo a veces de sus ojos.
http://www.abc.es/20071122/opinion-firmas/dilema-reportero_200711220327.html
jueves, noviembre 22, 2007
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