viernes 28 de septiembre de 2007
¡Vaya con la ONU! Germán Yanke
La brutal represión en Birmania se incrementa día a día. Nos llegan hasta aquí imágenes tremendas de soldados fieles a la Junta Militar disparando contra los manifestantes, sabemos de cientos de detenciones, reconocemos —con todo ello— que allí se vive en una sangrienta dictadura. Los manifestantes piden democracia y, por ello, son tiroteados, encarcelados y tratados oficialmente de provocadores. Son a esta hora incontables los detenidos, que se suman a los muchos presos políticos de la Junta Militar.
Se diría, con la inocencia propia con la que observamos el terror, que lo que está ocurriendo en Birmania debe ser una cuestión primordial en la ONU, estos días de fastos con su Asamblea General y la visita de mandatarios de todo el mundo. Se diría, con la misma inocencia, que ningún país puede ser ajeno a la suerte de los presos, los represaliados y los demandantes de derechos básicos. Pero la ONU no es lo que parece y, en el Consejo de Seguridad, Rusia y China se oponen a una condena y a la toma de decisiones para impedir aquella barbarie dictatorial. No es la primera vez. El secretario general de la organización, es de esperar que mordiéndose los labios, sale por ello diciendo que la “situación interna” no afecta por el momento a la paz mundial.
A quien no le dé vergüenza, le debería servir, al menos, para abonar el escepticismo. No sólo a los ciudadanos, sino también —quizá especialmente— a los políticos se les llena la boca con la ONU como panacea. Es la ONU la que condena lo condenable y alaba lo que alabanza merece y sus resoluciones se usan como bálsamo por ser de la ONU más que por su contenido. Se permite hacer recomendaciones, establecer fondos para políticas, etc. Deberíamos saber lo que realmente es: una organización en la que, tanto en el Consejo como en la Asamblea, tanto en los nombramientos como en los enviados a distintos lugares, cuentan países no democráticos, dictaduras, estados en los que los intereses y los negocios cuentan más que la defensa de los derechos humanos.
Seguirá todo igual y la ONU continuará siendo para muchos argumento de autoridad. Acabamos de celebrar el aniversario de la vergüenza internacional, y de la ONU, en Darfour. Vivimos ahora la de Birmania. Un asunto interno no afecta a la paz mundial. Habrá que recordarlo cuando pontifique.
jueves, septiembre 27, 2007
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