miércoles, junio 27, 2007

Urbaneja, ZP, ¿timido, torpe, insustancial?

ZP, ¿tímido, torpe, insustancial? Fernando González Urbaneja

González era arrogantemente simpático, convincente y desesperante; Aznar era antipático, presuntuoso, testarudo hasta irritar; los dos autosuficientes. ¿Cómo es Zapatero? No se parece a ninguno de sus predecesores, más bien tímido, quizá torpe, puede que algo terco, y parece que bastante impávido. Más emocionado que emocionante. Más contenido que impositivo.
Sin embargo es líder indiscutible del Gobierno y del partido. Tanto o más que Aznar, mucho más que González, que aguantaba oposición dentro y que andaba con equilibrios internos y con zonas de reserva donde no se atrevía a intervenir, ni a chistar, aunque no ocultara su desprecio. Zapatero se desembarazó de la vieja guardia de la FSM en una hora, cuando le pareció que habían pasado la raya y que no debía tolerarles ni una más. El desenlace del próximo congreso de esa federación, que ahora se llama Partido Socialista de Madrid, permitirá medir el tamaño de la sombra del leonés sobre las redes regionales del partido.
Llama la atención la dificultad con la que Zapatero hace frente a las crisis, al menos sus manifestaciones públicas ante las mismas. La declaración formal, preparada, pactada y calculada, tras la fallida tregua de ETA, fue como de oficio, contenida. Mucho peor la posterior a la ruptura de la tregua, importaba casi más lo que no decía que lo que decía; necesitó aclaraciones posteriores y que su ministro de Interior aterrizara el sentido de las palabras.
Los incendios forestales en Galicia el pasado verano, una catástrofe, interesaron al presidente, lo que le llevó a dar objetivo a una fuerza de intervención inmediata de carácter nacional y a sus órdenes directas, pero no se le notó concernido ni interesado. Otro tanto con la catástrofe de las inundaciones recientes en La Mancha, en vísperas de las elecciones. Suele ser la vicepresidenta quien se presenta en los lugares de los hechos, la que actúa y a la que se ve.
Dicen que al presidente no le gusta chupar cámara, ni calzarse el chaquetón a lo Giuliani, por respeto a la audiencia, por decoro. Pero si está en la política está para eso para estar presente y trasladar sentimientos, emociones y sacar provecho político de ello. Sentimientos con apariencia.
La muerte de seis soldados del ejército español en Líbano, de la brigada paracaidista, ha sido otra oportunidad propicia para que el presidente diera la cara y mostrara sus sentimientos. No lo ha hecho, ha cedido a su mejor amigo, al ministro de Defensa, las explicaciones, y se ha mantenido en segundo plano.
Zapatero dice que hace lo que le sale de dentro, es una expresión equívoca, impropia de quien ha hecho de la política su vida, y que por tanto está sometido al escrutinio público.
La oposición está empeñada en descalificar a Zapatero a título personal, en presentarle como un torpe, un zafio, un incapaz... pero eso ya ocurrió con los otros presidentes, especialmente con Suárez, al que todos le dedicaron descalificaciones sin cuento.
Sea lo que sea, es el presidente del Gobierno y merece el respeto del cargo y de la carrera de obstáculos para alcanzarlo. Pero no me negarán que el personaje es peculiar, mezcla de timidez, torpeza, expresión ambigua o difícil... Es incierto su futuro, es de los que van de menos a más, o quizá no.
FGUrbaneja@wanadoo.es

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