martes, mayo 15, 2007

Continua la provocacion

martes 15 de mayo de 2007
Continúa la provocación

La petición del voto para ANV certifica que la ilegalizada Batasuna está dispuesta a perseverar a lo largo de la campaña en su pulso con el Estado de Derecho. El anuncio significaba, en sí mismo, un desafío a las restricciones impuestas a la concurrencia electoral de las listas abertzales. Pero que Pernando Barrena lo hiciera público a las pocas horas de que el fiscal general advirtiera de que la suspensión de ANV aún es posible sólo puede ser interpretado como una provocación directa. Los dirigentes de la izquierda abertzale tratan de burlar de nuevo la legalidad para medir la capacidad de reacción del Estado de Derecho y poner a prueba su cohesión y fortaleza. La Ley de Partidos no prevé expresamente que solicitar el sufragio para una determinada opción política sea causa de la ilegalización de ésta, un supuesto que fue rechazado también en su momento por el Constitucional y que el Ejecutivo socialista ya renunció a promover con EHAK cuando Batasuna avaló su candidatura. La formación proscrita lo sabe, de ahí que se crea facultada para protagonizar una nueva bravata frente al Gobierno y los jueces. Pero su desprecio hacia las normas de la convivencia democrática es tan intolerable como predecibles son sus consecuencias. Por ello resulta difícilmente comprensible que el fiscal general amenazara con adoptar medidas contra ANV cuando no ha podido mantener su compromiso ante el primer y previsible envite que le han lanzado los líderes radicales.El mismo Estado de Derecho que ha coartado la presencia de las listas 'contaminadas' debería impedir que Batasuna y sus organizaciones afines continúen desairando a las instituciones y perpetuando el discurso del terror. La posibilidad de ilegalizar a ANV si se reúnen indicios suficientes en su contra o de que la Audiencia Nacional suspenda sus actividades no deberían ser esgrimidas por el Ejecutivo únicamente como un señuelo, con la confianza vana de que la izquierda abertzale no se atreverá a tensar aún más su enfrentamiento con la democracia. En apenas tres días, los dirigentes abertzales han patrimonializado la manifestación de repulsa por la anulación de las planchas, han exigido al resto de partidos que desistan de constituir las nuevas instituciones locales y han pedido el voto para ANV, cuyos representantes se han negado, por añadidura, a condenar los sabotajes contra otras candidaturas. Es perentorio que el Estado arbitre los medios para contener ese ejercicio permanente de prepotencia, chantaje e impunidad. Una obligación que concierne a todos los partidos democráticos. Condenar los ataques en las calles mientras se asegura que la Ley de Partidos «ha amputado el cuerpo electoral vasco», como acaba de hacer Joseba Egibar, constituye un gesto de interesada ambigüedad que sólo beneficia a quienes asisten complacientes al hostigamiento del rival señalado como enemigo.

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