jueves, febrero 01, 2007

Maria San Gil, Ibarreche no esta exento de cumplir la ley

jueves 1 de febrero de 2007
EN DEFENSA DE LOS JUECES
Ibarretxe no está exento de cumplir la ley
MARÍA SAN GIL

La declaración de ayer del Sr. Ibarretxe ante el Tribunal Superior Vasco por la reunión que mantuvo en abril en Ajuria Enea con los portavoces de la ilegalizada Batasuna es un ejemplo del normal funcionamiento del Estado de Derecho. Una democracia basada en el imperio de la ley debe ampararnos a todos, pero también debe obligarnos a todos por igual. Nadie le niega a Ibarretxe su derecho de hacer política, como él reclama, pero a un dirigente político con responsabilidades de gobierno se le puede, y se le debe, exigir aún más que a un ciudadano corriente. El ciudadano Ibarretxe nos representa a todos los vascos y esta representatividad le exige un comportamiento impecable en lo que se refiere al cumplimiento de las leyes.Como vivimos en un país en donde la anormalidad es la tónica y en donde los nacionalistas levantan más la voz por las decisiones de los jueces (siempre que no beneficien sus intereses) que por los crímenes y los desmanes de ETA-Batasuna, lo que ocurrió ayer ante la sede del Tribunal Superior de Justicia en Bilbao se puede calificar de espectáculo deplorable.Un lehendakari, un Gobierno autónomo y un partido con responsabilidades de gobierno no pueden organizar la algarada contra los jueces, la independencia del poder judicial y contra la división de poderes y la igualdad de todos ante la ley que ayer presenciamos frente a la Audiencia de Bilbao. Es una prueba más de que quienes nos gobiernan sólo creen en el sistema para los que les conviene. Si la Justicia española no es «su justicia», tampoco debería serlo el resto de instituciones vascas, muchas de ellas ocupadas por nacionalistas desde hace 27 años.Quienes sostienen que Ibarretxe no es un ciudadano más están defendiendo que el lehendakari está por encima de la ley, una actitud muy poco democrática que hace ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Es la peor cara del PNV, ese PNV totalitario, que pretende el control político absoluto, incluido el de la Justicia, el privilegio de sus dirigentes y que presiona a los jueces desde las escalinatas del Palacio de Justicia.Ibarretxe puede mantener su actitud y seguir dando valor de interlocutor político a quien no lo tiene, a una Batasuna ilegalizada que aún hoy sigue sin condenar los asesinatos y justifica la existencia de ETA, pero al menos debe saber que sus acciones pueden tener consecuencias jurídicas y penales, y que el Estado de Derecho sigue funcionando con normalidad, muy a su pesar.

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