miércoles, mayo 24, 2006
La España del Cardenal Rouco
jueves 25 de mayo de 2006
NUEVO LIBRO "ESPAÑA Y LA IGLESIA CATÓLICA"
La España del cardenal Rouco
Por José Francisco Serrano Oceja
Pocas semanas antes de su fallecimiento, el 14 de enero de 2005, el Papa Juan Pablo II recibía a un grupo de obispo españoles, entre los que se encontraba el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco.
En su discurso con motivo de la visita ad limina, el Santo Padre afirmaba: "En el ámbito social se va difundiendo también una mentalidad inspirada en el laicismo, ideología que lleva, gradualmente, de forma más o menos consciente, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de los religiosos, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública. Esto no forma parte de la tradición española más noble, pues la impronta que la fe ha dejado en la vida y en la cultura de los españoles es muy profunda para que se ceda a la tentación de silenciarla".
La editorial Planeta acaba de editar un libro del cardenal Antonio María Rouco, titulado "España y la Iglesia católica", que, sin duda, no pasará inadvertido a las inteligencias responsables de nuestro presente histórico. Es una radiografía de la coherencia con que el pensamiento del cardenal Rouco ha ido desgranando las respuestas que los retos de la historia contemporánea de España ha planteado a la ciencia y a la conciencia cristiana. Este libro tiene una columna que lo vertebra: la propuesta moral cristiana sobre las más variadas realidades que configuran la identidad de España, que no es sólo un concepto geográfico, sino que es una comunidad de presencia en las más variadas formas de existencia.
No podemos olvidar que ya el entonces joven profesor, discípulo de uno de los más importantes artífices de la renovación de la canonística, el doctor Klaus Mörsdorf, defendió, hace ahora cuarenta años, su tesis doctoral, en Alemania, sobre el Estado y la Iglesia en la España del siglo XVI. Había pasado los años de su más granada juventud investigando en los archivos, leyendo y dialogando con los hombres que en el corazón de Europa auscultaban los procesos de conformación de los sistemas públicos de libertades y aceptaban, con la naturalidad propia de una razón no contaminada por las nefandas ideologías, la contribución de la revelación cristiana a los presupuestos prepolíticos del Estado. Un Estado que, querámoslo o no, ha nacido con la tentación histórica de suplantar a la Iglesia en la propuesta de articulación y sentido de la vida de las personas.
Este libro, que se articula en tres apartados, el primero recopilatorio de dos conferencias suyas sobre la Iglesia en España y el futuro de España; el segundo, con los discursos en las Asambleas Plenarias de la Conferencia Episcopal, en su época de presidente; y el tercero con una variada serie de escritos sobre las cuestiones principales en las relaciones entre la Iglesia y el Estado, y que tiene una última aportación de singular valor: un capítulo sobre el laicismo.
La España del cardenal Rouco es una España vivida, pensada y orada. Es una España en la que lo católico, que siempre es universal, ha sido una forma determinante de su configuración y de su identidad. La realización de la presencia de la Iglesia en España, desde lo específico de su misión, de la que se colige la defensa de los derechos humanos, ha sido un factor determinante de su configuración como nación, como proyecto con vocación de perdurabilidad. La presencia de la Iglesia ha fecundado de forma significativa las raíces del ser histórico de España; ha contribuido decisivamente a la conformación de estructuras políticas, jurídicas, educativas que hicieran posible la convivencia y que abrieran a la paz y a la estabilidad el futuro social. España no se entiende sin la fe católica, ni como realidad histórica ni como proyecto de futuro. La Iglesia ha sido un elemento constitutivo del ser y del progreso de la nación española. Querámoslo o no, los tiempos en los que la presencia de España ha alcanzado las más altas cortas de servicio a la humanidad, fueron tiempos de significativa fecundidad de la fe y de la Iglesia.El cardenal Rouco sabe cuáles son los peligros a los que nos enfrentamos los españoles. Conoce bien a fondo las tentaciones del poder político y de la "mundanización" eclesial. No tiene hipotecas que cercenen su capacidad de respuesta. Habla y escribe con la necesaria convicción de un cuerpo argumental que bebe de las fuentes clásicas del pensamiento más acreditado en la defensa del hombre. Respeta a las personas según el precepto evangélico. Y sabe, como pocos, cuáles son las sistemáticas amenazas a las que nos enfrentamos los españoles, y los europeos, al comienzo de este siglo. Una no menor es la pretensión del Estado, y de su ideología, y del gobierno que la sostiene, siempre dispuestos a fagocitar el espíritu de presente.
Gentileza de LD
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