miércoles, mayo 24, 2006
El inagotable sueño americano
jueves 25 de mayo de 2006
BURT MUNRO
El inagotable sueño americano
Por Juan Orellana
Estas semanas están siendo muy mediocres en relación con los estrenos cinematográficos. De la semana pasada rescatamos un título curioso que nos permite gozar de un camaleónico Anthony Hopkins en una caracterización en la que aún no le habíamos conocido: el de motero sexagenario. Burt Munro es también el enésimo homenaje al sueño americano.
El director australiano de Trece días, Roger Donaldson, se apoya en una historia real para su último film, Burt Munro, que clausuró el Festival de San Sebastián de 2005 y que acaba de llegar a nuestras pantallas. Se trata de la epopeya de un jubilado de Nueva Zelanda que viajó en los años setenta a Utah (Estados Unidos) para participar en una carrera con su vieja motocicleta. Allí sorprendió a todo el mundo por la velocidad que llegaba a alcanzar. Esta historia clásica de superación y voluntad, antropológicamente muy americana, tiene casi el formato de una road movie, en la que un anciano, Burt Munro, se empecina en conseguir su objetivo al precio de viajar por medio planeta, al estilo de Una historia verdadera de David Lynch. El veterano Anthony Hopkins, que encarna con su habitual maestría al viejo Burt, da vida a un hombre hecho a sí mismo, muy liberal, algo ácrata y que representa el sueño americano: el triunfo de la voluntad. De hecho, él viaja a Estados Unidos a cumplir su improbable sueño, y allí se encuentra con que los americanos de a pie se entregan a su sueño y le ayudan a conseguir su meta: ven en él el reflejo de su ideal, un prototipo de hombre americano.La película tiene un formato muy comercial, un excesivo metraje, una banda sonora de dudoso acierto, y todos los ingredientes de un film americano, a pesar de no serlo. Sin embargo, el tratamiento de los temas es bastante superficial, quizá con demasiados tópicos y manidos recursos de guión. De las múltiples tramas, las sexuales son las menos creíbles y la de la relación con el hijo de los vecinos es probablemente la mejor. En fin, un film que se deja ver con agrado pero que tiene el sabor de lo ya conocido, del discurso ya escuchado. Condenado al olvido rápido.
Gentileza de LD
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