miércoles, noviembre 19, 2008

German Yanke, Maravillas en el Congreso

juerves 20 de noviembre de 2008

Maravillas en el Congreso

Germán Yanke

Las exportaciones españolas crecieron, en el tercer trimestre de este año, un 1,5%. En el segundo habían aumentado un 4,2%. Los expertos llaman a esto "moderación en el avance", es decir, que, aunque crecieron, el crecimiento se va retrayendo. Pero el presidente del Gobierno, en la sesión parlamentaria de control, asegura que las exportaciones han funcionado "muy bien", una expresión que debe significar, aunque no se diga expresamente, que menos mal que no se han venido abajo del todo, que el vaso está medio vacío pero se puede subrayar que está medio lleno. Si las exportaciones no mantienen su ritmo de crecimiento habría que plantearse (iba a decir otra vez, pero sería más bien por fin) la competitividad de las empresas españolas que precisan un marco y unas reformas estructurales que el Gobierno se resiste a poner en marcha. Pero nada, no parece que esté la energía con lo más costoso en la agenda del presidente. Basta con que la vicepresidenta clame contra "las políticas salvajes y neoliberales", una tontuna impropia de sus conocimientos y su alta magistratura, como si las contrarias, las que se diría que gustan al Gobierno, fueran las que van sumiéndonos cada día más en el fondo del pozo: deuda, paro, ladrillos viniéndose abajo como naipes, menos exportaciones, nula demanda, asfixia de la actividad, etc.

A la tontuna de Fernández de la Vega hay que añadirle, sin embargo, cierta habilidad retórica para mezclar el populismo con los dardos envenenados. En su respuesta a Soraya Sáenz de Santamaría le dijo ayer que mientras el Gobierno está con los trabajadores, el PP se pelea por las cajas de ahorro. Como la vida, decía Schopenhauer, oscila entre el dolor y el aburrimiento, se trata de evitar el aburrimiento. Está bien el puyazo, aunque la realidad es que el Gobierno, sin haber hecho hasta ahora lo que debe hacer en estas circunstancias por los trabajadores, cuenta con la tranquila pasamanería de los sindicatos. Mientras, en el PP, Rajoy no cuenta con contemplaciones de sus compañeros de viaje y Esperanza Aguirre parece decidida a la guerra en Caja Madrid porque prefiere el poder al sentido común y a la responsabilidad ante la crisis económica. Es decir, que la vicepresidenta debería enarbolar las maquinaciones de Ignacio González, vicepresidente de Aguirre y candidato a todo en lo que se mueva dinero, más para compadecer a sus adversarios en los escaños del PP que para fustigarlos.

Pero no deben estar tan mal las cosas, a juicio de nuestros representantes, cuando dedican tanto tiempo, tanta reacciones (elegantes unas, barriobajeras otras), tanto despliegue de iniciativas y tanta reunión a la placa que Fray Maravillas quería poner en el Congreso a Sor Maravillas que, por cierto, no es la presidenta de Madrid. Cuando, en ciertos sectores de la derecha, se habla tanto de la debilidad de Rajoy y de la fortaleza de sus críticos -valores, principios, orgullo, energía, etc.- no está mal constatar cómo el Gobierno se divierte y se regocija, por lo bien que le vienen, las ocurrencias de tan aguerridos batalladores.

http://www.estrelladigital.es/ED/diario/55091.asp

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