lunes, octubre 27, 2008

Miguel Escudero, Olvido historico

Olvido histórico

27.10.2008

MIGUEL ESCUDERO

JOSÉ IBARROLAL a Ley de Memoria Histórica que votó hace un año el Congreso establece medidas para identificar a desaparecidos y enterrados en fosas comunes durante la Guerra Civil o la dictadura. No hablaré ahora de este asunto, pero sí del don de olvidar y del arte del recuerdo. Estos son esenciales para vivir, son precisos tanto para 'aprender a aprender' como para 'aprender a desaprender', dos necesidades para avanzar en cualquier conocimiento.
Hace cuatro siglos, Baltasar Gracián aseguraba que saber olvidar «más es dicha que arte». No siempre se tiene esta suerte, el 'olvidar' se sustituye a veces por un 'hacer uno que no se entera'. Puede ser una actitud defensiva, pero también ser ofensiva. Así, por ejemplo, cuando está desprovista del sentido de la verdad y apostamos abiertamente por la manipulación y el triunfo del prejuicio. En su libro 'La memoria robada', el alemán Manfred Osten afirma que el arte de actualizar lo mejor del pasado fue uno de los secretos de la calidad de Goethe y acaso de su falta de envidia. Ese arte del recuerdo es generoso e inteligente, y es vital potenciarlo. Hace falta adiestrarse en filtrar lo veraz y lo personal de lo que no lo es. Y saber admirarlo cuando lo hemos localizado.
Estando inundados de datos y de estadísticas sesgadas como estamos, no hay duda de que uno de nuestros retos principales es lograr habilidad para rechazar información. El método científico impone no hacer caso de lo accesorio. No se trata de soberbia ni de sectarismo, nada de eso, sino de pasar por encima de lo que tiene escasa sustancia. Ésa es la cuestión, saber distinguir el grano de la paja y optimizar nuestro tiempo. Una paradoja de nuestra era es que hoy día cualquier papel que se precie ya no sólo es fotocopiado sino escaneado. Todo lo nuevo (incluso lo que no se 'puede' leer, porque no se puede digerir) está almacenado digitalmente, y con inusitada rapidez podemos acceder a sus datos. Este avance que nos aportan los sistemas digitales es interesantísimo, pero trae como contrapartida el olvido de lo mejor de nuestra cultura. Ocurre que los libros 'imperecederos' desaparecen de los almacenes y de nuestra memoria. No hay suficiente estímulo para aprehenderlos. Habrá que buscar cómo escucharlos; algo que ya vimos en la película de Truffaut 'Fahrenheit 451', o lo leímos en Ray Bradbury.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081027/opinion/olvido-historico-20081027.html

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