lunes, octubre 27, 2008

Gerardo Diaz Ferran, Hasta siempre presidente

Hasta siempre, presidente

GERARDO DÍAZ FERRÁN, PRESIDENTE DE CEOE

Martes, 28-10-08
QUERIDO José María, cuando escribo estas palabras me acaban de dar la triste noticia de que nos has dejado y los recuerdos, los esfuerzos y las convicciones e ideales que hemos compartido a lo largo de estos años me invaden como vivos reflejos de una relación que forma parte de las experiencias más preciadas de mi vida tanto personal como profesional.
Quizás la sensación que predomina en estos momentos de profunda tristeza sea la del consuelo de unas convicciones religiosas que ambos compartimos. Los que, como tú y como yo, somos creyentes, sabemos que la vida es corta y que esta despedida es en realidad un hasta siempre, un hasta luego, a la espera de reunirnos definitivamente.
El dolor de tu pérdida me ha llegado en El Salvador donde asisto a la Cumbre Iberoamericana de Organizaciones Empresariales. En esta tierra amiga, los presidentes de las diferentes organizaciones empresariales de estos países te envían su admiración y cariño y recuerdan que este fructífero encuentro anual fue también una de tus obras, un aspecto más del gran legado que has dejado a los empresarios y a toda la sociedad iberoamericana y española.
Y es precisamente este legado el que hace imprescindible un reconocimiento a tantos años de esfuerzo, de entrega y de renuncia para desarrollar admirablemente una labor fundamental en unos años decisivos.
Pocos hechos, querido José María, han sido tan unánimemente reconocidos, en un país como el nuestro tan dado a la polémica, como tu decisiva contribución al asociacionismo empresarial español. Sin tu obra, sin tu trabajo permanente, muchas veces discreto y siempre responsable, es inimaginable concebir que los empresarios españoles tengamos una organización ejemplar como CEOE.
Primero como secretario general, y luego como presidente, fuiste una persona fundamental para convertir unos titubeantes comienzos, en los albores de nuestra democracia, en una gran Confederación, que, caso único en el mundo, representa a los empresarios de todos los sectores y de todos los territorios. Una Confederación en la que conviven empresas pequeñas, grandes y medianas, y que funciona impecablemente al defender y gestionar los intereses empresariales y ser su interlocutora ante todos los agentes sociales, políticos y económicos.
Tu capacidad de trabajo y tu talento fueron decisivos para hacer llegar la voz de los empresarios al último rincón de nuestro país y, lo que es tan o más importante, para conseguir que nuestras opiniones fueran valoradas y respetadas y que la función de la iniciativa privada fuera considerada cada vez más como lo que es: un factor de progreso y bienestar, un agente imprescindible para garantizar el crecimiento económico y la creación de empleo en cualquier país.
Si fue importante tu contribución al asociacionismo empresarial, no lo fue menos tu aportación constante para mejorar nuestra economía. Fuiste siempre una persona constructiva, sincera y honesta en tus planteamientos. Supiste como nadie administrar los silencios cuando la situación lo requería y decir con claridad nuestras verdades cuando el momento así lo pedía. Desde CEOE enriqueciste el debate económico con estudios y análisis que se ganaron el respeto de los sectores más cualificados y nunca faltó tu generosa colaboración cuando fue solicitada.
Sé que, en este aspecto, fue para ti muy querido el diálogo social. Lo concebiste siempre como un factor de estabilidad y entendimiento y desarrollaste con las centrales sindicales un modelo basado en la sinceridad y en la honradez en el debate que funcionó incluso en los momentos más complejos. Siempre recuerdo tus frases sobre la conveniencia de no abandonar nunca una mesa de negociación y aquella genial aportación que consistía en «pactar hasta los desacuerdos», en llegar a mínimos consensuados que permitieran seguir dialogando y no romper jamás los puentes. Estoy convencido de que hoy también será un día triste para los máximos dirigentes de UGT y Comisiones Obreras, unas personas con las que estableciste unas relaciones de seriedad y respeto que han superado cualquier diferencia.
Esta vocación por el diálogo, y tu firme apuesta por la convivencia libre y pacífica entre todos los españoles, la llevaste a la práctica en tu valiosa contribución a la consolidación de nuestro sistema democrático y en tu firme y continua defensa de nuestra Constitución. Para ti, querido presidente, libre empresa y democracia eran conceptos inseparables. La iniciativa privada necesitaba un marco estable en el que desarrollar su actividad, un marco de reglas de juego seguro y predecible que sólo una democracia plena podía garantizar. Contigo, CEOE se convirtió en un agente imprescindible del tejido social, que sustenta un verdadero sistema democrático, y estoy convencido de que todos los españoles te debemos un gran agradecimiento por ello.
Ha pasado mucho tiempo desde que en 1977 copromoviste y cofundaste CEOE, desde que en 1978 fuiste elegido secretario general y desde que en 1984 fuiste nombrado presidente, cargo que ocupaste hasta que en 2007 tuve el honor de sucederte. A lo largo de estos años hemos mantenido una relación por la que quiero expresarte mi agradecimiento.
Gracias, José María, por tu permanente ejemplo de dedicación, eficacia y entrega a unos ideales. Todos los empresarios te estaremos siempre reconocidos por haber defendido y gestionado nuestros intereses más allá de lo que podíamos pedirte, poniendo incluso en serio riesgo tu propia salud.
Gracias por esta gran institución que nos has dejado, por la calidad de los hombres y mujeres de empresa que forman sus órganos de gobierno, por la gran categoría profesional y humana de todas las personas que en ella trabajan y que dan lo mejor de sí mismos para que, como tú siempre quisiste, lo mejor esté siempre por llegar. Me consta que todos ellos sienten hoy el mismo dolor y pesar por tu pérdida.
Gracias también, y muy especiales, a tu familia. A tu esposa Pilar y a tus hijos por haber sacrificado tantos momentos felices para que tú trabajases por todos los empresarios. He comprobado personalmente cuánto te quieren y la nobleza de su apoyo continuo aún a costa de sus propios sentimientos. A ellos también les quiero expresar en estas líneas mi apoyo en estos momentos y mi solidaridad con su sufrimiento.
Gracias, finalmente, José María, por tu amistad de todos estos años que, como tú sabes siempre he correspondido. Gracias por tu hombría de bien y por todos los momentos que hemos compartido y las dificultades que hemos superado.
El pasado miércoles comimos juntos y hablamos de nuevos planes para la Fundación CEOE que nos hacías el honor de continuar presidiendo. Fue un almuerzo cálido y grato en el que pude comprobar que seguías con tu habitual claridad de ideas y capacidad de alumbrar nuevas iniciativas. Nuestra última conversación siempre será un referente de futuro.
En estos momentos me dispongo a hacer las maletas para volver a Madrid, de donde partí tan sólo hace unas horas. Quiero trasladarme de inmediato a la capital de España para trasmitirte de cerca todo el cariño, el respeto y la admiración que he intentado expresar con estas palabras. Quiero también decirte hasta siempre, o mejor simplemente hasta luego. Hasta luego, presidente.
GERARDO DÍAZ FERRÁN
Presidente de CEOE

http://www.abc.es/20081028/opinion-tercera/hasta-siempre-presidente-20081028.html

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