jueves, agosto 21, 2008

Respuestas para la tragedia

viernes 22 de agosto de 2008
Respuestas para la tragedia
Disminuir tamaño del textoAumentar tamaño del texto Viernes, 22-08-08
HOY, cuando se van a cumplir cuarenta y ocho horas después de la catástrofe aérea de Barajas que acabó con la vida de 153 pasajeros y tripulantes del vuelo de Spanair con destino a Las Palmas de Gran Canaria, siguen sin despejarse, como era previsible y normal, las principales incógnitas sobre el accidente. Aún ayer estaban finalizando las tareas de localización de cadáveres y continuaban los análisis de identificación de las víctimas, paso previo a su entrega a unas familias a las que se debe facilitar la rápida superación de este trance de trámites dolorosos, pero inevitables. Sin embargo, los expertos han comenzado a acotar las opciones de las causas que pudieron desencadenar el terrible accidente. En todo caso, cualquier avance en este sentido es provisional y queda sometido a múltiples verificaciones. Las especulaciones y conjeturas sin base sólo perjudican la investigación, crean un estado de opinión pública confundida y merman la confianza en los procedimientos administrativos y judiciales que ya se han incoado para determinar qué es lo que realmente sucedió en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Las primeras opiniones técnicas consideran que el avión de Spanair sufrió una pérdida de potencia cuando ya había alcanzado la velocidad de rotación, lo que impidió tanto un despegue en toda regla como su frenado en tierra. Como es habitual en estos accidentes, los factores que provocaron esa pérdida de potencia pudieron ser diversos, encadenando una sucesión de fatalidades. Lo razonable es pensar, mientras no se demuestre otra cosa, que el origen de esta tragedia se mueve en el terreno meramente técnico y que las autoridades y expertos encargados del caso darán las respuestas adecuadas.
Paralelamente, y sin establecer nexos causales con el accidente basados en meras presunciones, es preciso que la compañía Spanair se pronuncie con mayor claridad sobre el futuro que tenía previsto para el avión siniestrado, porque esta compañía había preparado un plan de retirada de una parte de su flota. Ayer, los directivos de Spanair no aclararon como era debido este extremo. Por su parte, AENA y el Ministerio de Fomento habrán de aclarar las informaciones sobre el exceso de horas de vuelo que podía acumular la tripulación y si los procesos de inspección y conservación del aparato se ajustaron a los requisitos legales y de seguridad exigibles. Estas cuestiones deben determinarse para que la cuestión principal, la explicación técnica del incidente, no esté interferida por polémicas irresponsables que suelen alimentarse de la falta de información oficial, de transparencia y de eficacia en la dirección de los procedimientos. Por esto mismo, no debería repetirse el «apagón informativo» oficial que se vivió el miércoles desde primera hora de la tarde hasta la noche, porque existe un término medio entre lanzar datos temerariamente y sin contrastar y, por otro lado, dar la callada por respuesta -incluyendo una inicial rueda de prensa sin preguntas y con expresiones repletas de vaguedades, como la que protagonizó la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez- y forzar a las víctimas a recibir datos fraccionados o contradictorios, por vías no siempre fiables, que sólo aumentaron su angustia y ansiedad.
La gestión informativa de estas tragedias forma parte también de la responsabilidad de las autoridades ante la sociedad y las víctimas. Sería conveniente que, de la misma manera que los servicios policiales, sanitarios y técnicos actúan con protocolos muy precisos, como se demostró con encomiable precisión en los minutos siguientes a la tragedia, las administraciones implicadas en estas catástrofes tuvieran los suyos propios para coordinar y ordenar los datos que merecen conocer los medios y a la opinión pública, evitando así también la posibilidad de un mercadeo informativo nocivo para todos. Ahora ya es necesario, sin precipitaciones pero sin dilaciones, empezar a dar las respuestas que se merecen las familias destrozadas por esta brutal tragedia.

http://www.abc.es/20080822/opinion-editorial/respuestas-para-tragedia-20080822.html

No hay comentarios: