jueves 1 de noviembre de 2007
Pizka bat es mucho!!! (Un poco es mucho)
Ernesto Ladrón de Guevara
E SE es el eslogan del Gobierno Vasco en la enésima fase del plan de la Secretaría de Política lingüística nacionalista para fomentar el uso del euskera. Una utilización de una de las dos lenguas vascas que los nacionalistas estiman pobre en los círculos habituales de comunicación. Como si los usos lingüísticos pudieran programarse, y los ciudadanos fuéramos robots al servicio de los planes de la conformación del espíritu nacional. Primero fue lo del virus UKAN que iba acompañado de un eslogan que decía “para ser buena persona hay que saber euskera”. Ahora hay que utilizar el euskera “sin cortarse”. No sé muy bien si se refiere a que ese idioma es como un cuchillo afilado y hay que utilizarlo con prudencia para no hacerse daño o que hay que desinhibirse para comunicarse en él aún a modo chapucero. En una tierra como la vasca donde los vinos tienen muy alta calidad, la forma de evitar la sensación de ridículo a la hora de hablar una lengua que no se domina podría ser tomar unos cuantos chiquitos. Y después de ello probablemente no sólo se chapurree en euskera más allá del tópico típico egunon o agur, sino que igual nos viene la inspiración que nos permita hablar las lenguas de la torre de Babel. Dicen que hay unas 400.000 personas bilingües pasivas en Euskadi. Yo puedo ser una de ellas pues si el mensaje no es muy complicado –lo cual suele ser habitual- suelo entender básicamente el sentido de las frases. El problema que agobia a los nacionalistas es que los ciudadanos se limiten a poner la oreja pero que, a la hora de la verdad, utilicen la lengua de Cervantes. Los mismos periódicos nacionalistas DEIA y GARA imprimen sus páginas en la odiada lengua milenaria española. Será por la pereza mental en la elección del código lingüístico en la lectura, que debe ser el vicio predominante de los euskaros. O a lo mejor es otra cosa: que mucha gente una vez adquirido el perfil lingüístico que le abre las puertas a los empleos públicos o a la estabilidad laboral en la función pública optan por olvidar esa lengua impuesta. Eso es lo que yo he oído a unos cuantos. Y es que nada fructifica por la fuerza. No hay nada mejor para que alguien odie algo que se le obliguen a hacerlo. Tenemos los humanos en nuestros cromosomas más recónditos un factor de resistencia al ordeno y mando, a la obligación por sistema. De hecho los más expresivamente antifranquistas después de treinta años de fallecido el Dictador son gentes que formaron parte del que se llamaba “Movimiento”, incluso en estamentos nada insignificantes. Debe ser por eso que la gente opta por callar y hacer un corte de mangas, lo que a los del partido-guía vasco les pone francamente de los nervios. El problema es que esas campañas encadenadas de forma consecutiva nos cuesta a los vascos un riñón de nuestros impuestos. Precisamente ahora que nos anuncian una subida no apta para cardíacos en los precios de los productos básicos sin que bajen los impuestos.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4230
jueves, noviembre 01, 2007
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