miercoles 21 de noviembre de 2007
Oreja, disparate colosal
José Hervás Garcés
Jaime Mayor Oreja tiene el don de la inoportunidad y ha echado por tierra una parte del éxito conseguido por Mariano Rajoy en la Conferencia Política. El mensaje del presidente del PP con su oferta de rebajar los impuestos que debería beneficiar a más de siete millones de españoles había llegado a una parte importante de quienes tienen cada vez más dificultades de llegar a final de mes y que tradicionalmente no votan a la derecha. El mejor termómetro para ver que el golpe le había llegado a la mandíbula del PSOE es que el Gobierno ha tenido que sacar a su máximo responsable, el vicepresidente del Gobierno, para tratar de descalificar la propuesta diciendo que no la entendía o que si la entiende es insolidaria.
También se han llevado por delante las declaraciones de Mayor Oreja las expectativas generadas por la intervención de Rajoy sugiriendo que tras su discurso hay todo un complejo proyecto de propuestas para ayudar a la mejora de la calidad de vida de los más afectados por la situación. El mensaje de Rajoy tenía credibilidad. Supo admitir éxitos del Gobierno reconociendo que el crecimiento económico sigue vigoroso. Inmediatamente después llamó la atención sobre sus debilidades. Las subidas de los tipos y de los precios de los bienes de consumo están haciendo que algunos puedan pagar. Por cuarto mes consecutivo las cifras de morosidad y 'dudosidad' han crecido, aunque sigan en cifras históricamente bajas.
Rajoy, al que los nuevos estrategas de imagen ya han logrado cambiarle el sastre de la chaqueta, consiguió hacer olvidar el problema de las listas. Buscó la fórmula para que Aznar ni hablara ni estuviera por los pasillos robándole minutos en los telediarios y Oreja ha venido a recordar el problema de las listas. Quiere hacerse un hueco en el Parlamento Nacional a ser posible en una provincia conservadora que no sea del País Vasco. La suya no es la única reivindicación que ha abierto. Ante la más que segura presencia de Alberto Ruiz-Gallardón en las listas por Madrid, Esperanza Aguirre pide sitio para dos de sus colaboradores que le sirvan de puente para lo que pueda ocurrir. El siempre dispuesto secretario general del PP por Madrid, Francisco Granados parecer ser uno de los mejor colocados. El otro dependerá de la inmunidad que se le busque.
El fracaso de Oreja en el Parlamento Europeo, donde se siente enormemente incómodo al no desenvolverse bien con los idiomas y la frustración de haber perdido el poder le conducen a realizar declaraciones tan altisonantes como inoportunas. No sólo no hace daño al PSOE, sino que se lo causa a su propio partido. Pese a la frialdad y el rechazo con el que le recibieron el pasado viernes en la Conferencia del PP y la incomodidad que produjo su mensaje sobre las dudas que todavía tiene del por qué perdieron las pasadas elecciones, ayer volvió a caer en el error.
Los socialistas no han dejado pasar la ocasión. José Blanco, el secretario de organización del PSOE, fue el primero en dirigir sus dardos directamente contra Rajoy. Tras calificar las declaraciones de “miserables” y de estar realizadas "desde el rencor, la maldad infinita y la falta de sentido de Estado", aprovechó para recordar la responsabilidad de Rajoy como presidente del partido, pidiendo que lo desautorice. Lo que no hará.
Tampoco el ex ministro de Defensa, José Bono, perdió el tiempo. Quien previsiblemente compita con Oreja por ganar Toledo en las próximas elecciones generales, con la acidez de pinchar donde más duele, le recordó al demócrata cristiano que sus declaraciones "son incompatibles con la decencia, con la limpieza de conciencia y con una moralidad digna".
Lo inverosímil de la actitud de Mayor Oreja con sus rancios mensajes es que provocan problemas incluso en las filas del Partido Popular. Sus repetitivas alusiones al fracaso electoral del 2004 provocaron que el pasado fin de semana cientos de militantes populares necesitaran mostrar su desacuerdo con lo obsoleto del proyecto de esta parte del equipo que todavía acompaña a Mariano Rajoy enviándose este SMS: “Si apretamos un poco más, ganamos las elecciones del 2004”.
El entusiasmo por seguir el mensaje de Mayor Oreja es perfectamente descriptible y se entiende que los propagandistas vivos del grupo Tácito, entre los que se encuentran personalidades tan relevantes de la transición como Marcelino Oreja o Landelino Lavilla, prefieran no hablar en estos momentos. Reconocer que se han escorado hacia la extrema derecha sólo lo hacen cuando en los momentos de charla confiada con sus antiguos compañeros de viaje a la democracia añoran el pasado. La actuación de Mayor Oreja merece el calificativo con que tantas veces se despacha cuando habla de los demás: es un disparate colosal.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=21/11/2007&name=hervas
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