vierns 28 de septiembre de 2007
Desvaríos varios
Ernesto Ladrón de Guevara
E L estratega del nacionalismo, Eleizalde, en 1910 definió las fases para el “control total y pleno dominio”, es decir para una sociedad vasca lobotomizada, dominada, adocenada y esclerotizada desde el plano ideológico; y para lograr la absoluta hegemonía nacionalista. Las fases previas a ese estado de control totalitario respondían a dos elementos claves: la implantación de una escuela nacionalista, la modificación de las costumbres culturales, el control ideológico a través de la lengua y la fase de dominio de las instituciones; de control político. El euskera era el elemento nuclear y el eje transversal de dicha estrategia. Prat de la Riba pergeñó idéntica evolución en Cataluña para conseguir una sociedad enteramente nacionalista. Para ello la erradicación de la lengua española –el castellano- y de las expresiones culturales plurales era un factor nuclear y sustancial en dicha estrategia de control totalitario. Quien tenga alguna duda sobre ello puede leer mi libro “Educación y Nacionalismo. Historia de un modelo” donde expongo mediante una metodología científica esta tesis demostrándola de una manera rigurosa. De hecho hasta el presente nadie me ha rebatido un planteamiento que tiene todos los ingredientes de objetividad. Todo esto lo escribo a la luz de una noticia publicada hoy por la prensa vasca que pone en relieve las palabras de un lingüista de la Universidad Autónoma de Madrid, absolutamente desconocido hasta hoy. Nada que ver con referentes como Gregorio Salvador, el fallecido profesor Lapesa, el igualmente desaparecido profesor Lodares, y otros dignos representantes del mundo de la filología. El personaje se llama Juan Carlos Moreno, contratado para impartir una conferencia de encargo por una institución vasca cuyo cometido es la imposición del euskera. El mencionado personaje, hablando ex cátedra, y sin que sepamos lo que nos ha costado en euros constantes la citada conferencia a los vascos, ha dicho algo tan absurdo y carente de sentido como lo siguiente: “En España es más útil aprender euskera que inglés. Todas las personas que aprenden inglés tienen más posibilidades de utilizar catalán o euskara que inglés, porque no se relacionan con ingleses. El inglés también se puede ver como una imposición y nadie se queja”. El citado señor cobra por ser catedrático. Valoren ustedes, señores lectores, por qué España no tiene ninguna universidad incluida entre las doscientas mejores universidades del mundo. Quizá lo entiendan al leer tamaña extravagancia absurda. Lingüistas con una mentalidad tan pueblerina y alicorta en un mundo globalizado no pueden ser científicos de la lengua, son paniaguados a merced de quien les pague una conferencia al mejor precio, con contenido acordado. Afortunadamente, por el contrario, hay algún atisbo de racionalidad y de responsabilidad, como el anuncio que han hecho Savater y Rosa Díez de que van a postular en el campo político y de la reforma constitucional el recuperar una competencia para el Estado tan valiosa para formar personas libres y no alienadas como es la educación, para eliminar cualquier enfoque adoctrinador y manipulador de las conciencias individuales. El día que España logre tener un sistema educativo nacional unitario con variaciones autonómicas razonables, tendremos una ciudadanía autosuficiente, con capacidad crítica, inteligente, culta, y con criterio propio. Mientras tanto seguirá el adoctrinamiento y habrá juventudes socialistas como las de Baleares que, desconociendo la historia de su tierra, piden que se retire la bandera española, de lo que es responsable el Sr Zapatero por su frivolidad e inconsistente acción de gobierno.
jueves, septiembre 27, 2007
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