viernes 25 de mayo de 2007
Newton y el tiranosaurio
i.zubero@diario-elcorreo.com IMANOL ZUBERO
Desde sus primeros compases, la campaña electoral se está viendo gravemente afectada por un rosario de actos de sabotaje contra las convocatorias públicas del PNV, el PSE, el PP y la coalición EB-Aralar. Interrupciones de los mítines, insultos y acoso a candidatas y candidatos, hostigamiento a sus caravanas electorales, vienen siendo el pan ácimo de cada día de esta campaña. Desde ANV, el único partido milagrosamente a salvo de estas agresiones, han declarado que esos actos de sabotaje están motivados por lo «anómalo» de estas elecciones, en referencia a la anulación de la mitad de sus candidaturas por decisión judicial. Pura física: un simple efecto acción-reacción. No es más que la tercera ley de Newton aplicada a la política: cuando un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, éste ejerce sobre el primero una fuerza igual y de sentido opuesto.Yo no quería, tú me has forzado a hacerlo. Es la vieja querencia de la izquierda abertzale tradicional. Más que una querencia, se trata de su fundamento cosmovisional. Desde esta perspectiva la realidad es presentada como un sistema mecánico sumamente simple, donde todo lo que ocurre se explica siempre como reacción inevitable a una acción anterior. Su interpretación de la violencia de ETA (y sólo de ésta) como consecuencia de un conflicto histórico sigue la misma lógica. Tampoco aquí queda espacio para el juicio, ni político ni, mucho menos, moral. Acción-reacción, sencillamente. Un puro juego de fuerzas. Pero este esquema de análisis sólo es válido para sí mismos, sólo se aplica a sus propias acciones, en realidad reacciones. Sólo ellos tienen el privilegio de habitar ese universo determinista, donde ningún comportamiento puede ser sometido a juicio. El territorio de la necesidad inapelable es su espacio, su patria moral. Todos los demás actuamos como actuamos porque así lo queremos. Todos los demás tenemos siempre alternativas; lo que ocurre es que, empecinadamente, elegimos mal. Elegimos, por ejemplo, convocar unas elecciones «anómalas», y claro, luego pasa lo que pasa. Lo que tiene que pasar. Que nadie exija responsabilidades a quienes se limitan a reaccionar. Son, por definición, irresponsables.Resulta paradójico que este esquema de pensamiento conviva sin problemas con una cultura política que ha hecho del ejercicio de la voluntad libre y sin ataduras su principal y casi único activo. Son el tiranosaurio que devora mecánicamente a sus presas, máquina de matar movida por la necesidad, liberado de toda responsabilidad, ajeno a cualquier juicio moral. Pero ese mismo tiranosaurio está firmemente convencido de que merced a un esfuerzo de voluntad podrá evitar la extinción de su especie provocada por el meteorito que se estrellará en la península del Yucatán. Curiosa mixtura de determinismo y de libre determinación. Es una más de las contradicciones que atraviesan el mundo de la izquierda abertzale. Aunque las consecuencias más dramáticas de estas contradicciones las venimos pagando los demás, estoy convencido de que acabarán volviéndose, si no lo han hecho ya, en su contra. Acción-reacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario