domingo, febrero 25, 2007

Wifredo Espina, ¡Que trituren el Estatut!

lunes 26 de febrero de 2007
¡Qué ‘trituren el Estatut’!
Wifredo Espina

S ERÍA FANTÁSTICO que el Tribunal Constitucional “nos triturara el Estatut”. Así de claro lo proclama el ex consejero de gobernación del Govern de Maragall. Y está bien que lo haga. Porque expresa públicamente lo que piensa un sector muy activo, aunque minoritario, del nacionalismo catalán. En política, como en todo, las cosas cuanto más claras mejor. Si la democracia es el gobierno de las mayorías con el respeto a las minorías, ¿qué más democrático que el ex conseller republicano diga lo que piensa él y otros de ERC, precisamente ahora que su colega, el radical Carod, vicepresidente virtual de Cataluña, haya optado por las moquetas del Palau de la Generalitat, y los viajes internacionales, el primero a Andorra, y el segundo a la India llevando la bandera española? Y de lo alto de los Pirineos, nos llega el nuevo salvador de la patria chica. El exalcalde de Puigcerdá Joan Carretero. Toma el relevo, más radicalizado aún –fundamentalista- de su astuto compañero, ahora dedicado a otras cosas que le encarga el molt honorable xarnego y President de Catalunya, Josep-Pepe Montilla. Como opina Carretero que el nuevo Estatut “es un texto muy malo” sería hacer “un favor a Cataluña” que el Constitucional lo tumbara, lo invalidara. “Si hasta ahora creíamos- añade- que este Estatut no valía nada, que nos lo tumben, que nos lo trituren, y que los catalanes vean algún día que o nos marchamos o aquí no hay nada a hacer”. Para recoger y potenciar esta idea, el ex conseller de Maragll, Joan Carretero, ha creado una corriente interna en Esquerra Republicana, con el nombre de Reagrupament.cat, cuya fuerza e implantación habrá que habrá que ver con el tiempo. Su posición es muy clara: “me habría gustado que este país hubiese hecho un gesto de dignidad y hubiese dicho de una puñetera vez “no” a alguna cosa”. Por ejemplo, le echa en cara al también republicano Puigcercós, que ahora también se pasea por el Palau como conseller de governació, que bebiera izado de nuevo la bandera española después que se lo dijera el presidente Montilla: “no puede ser que porque te digan que pongas la bandera, tardes treinta segundos en izarla (...) dejando con el culo al aire a centenares de alcaldes con la misma ley que tu y que decidieron , con cierto consenso, que estos símbolos no se pondrían”. En una línea parecida, pero con palabras más suaves y seguramente menos sinceras, se han pronunciado Artur Mas, Joan Puigcercós, Carod Rovira y, veladamente, Jordi Pujol, al advertir que si el Constitucional tumba o desvirtúa seriamente el Estatut, o Zapatero no lo cumple según tantas de sus promesas, habrá que reformar la Constitución o plantearse una nueva relación entre Cataluña y España. ¿No es esto lo que ya se intentó con el Estatut aprobado, con grandes gestos de entusiasmo, por el Parlament catalán el 30 de septiembre de 2005? Estatut, en el que no creían ni los mismos socialistas catalanes, que lo enmendaron, que Artur Mas negoció personalmente a la baja con Zapatero, porque todo se venía abajo y había que salvar los muebles. Al final, se impuso es espíritu pactista catalán (de lo perdido saca lo que puedas) y la necesidad de permanencia en el poder del señor Zapatero. Pero ahora, sale Carretero y vuelve a proponernos volver al principio –es de suponer que no a un nuevo fatal Seis de Octubre (de Companys)- saliendo a la calle con carros y carretas, si hace falta. El Constitucional no va a caer en esta provocación.

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