domingo, febrero 25, 2007

La "presidenta" Sonsoles Espinosa quiere dar clases de canto en Paris

GARGANTA PROFUNDA
La "presidenta" Sonsoles Espinosa quiere dar clases de canto en París
Elsemanaldigital.com

Los grandes tabiques de La Moncloa, sus altísimas puertas, son para ella casi como un encierro en la Torre de Londres. Ahora quiere vivir la libertad al lado de la Torre Eiffel.

26 de febrero de 2007. Desde que el ex vicepresidente Alfonso Guerra enredaba con los vinilos de Gustav Mahler seguro que no se habían vuelto a apreciar tantos bemoles en el Palacio de La Moncloa hasta la llegada de Sonsoles Espinosa, mujer del presidente del Gobierno. Profesora de música y soprano, también socialista, la esposa de José Luis Rodríguez Zapatero quiere perfeccionar su canto en París, esa ciudad en la que, según la leyenda, "sólo viven franceses y extranjeros a los que les ha tocado la lotería".Según han confirmado fuentes de toda solvencia a Garganta Profunda, Sonsoles -con su pelo corto a lo garçon, que tan bien le sienta- desea trabajar su voz y "tiene la oportunidad de hacerlo nada menos que en París" en calidad de alumna. A ella, aunque tenga complicado durante un tiempo conciliar la vida familiar y laboral, Zapatero "no le podrá negar el capricho", cuentan. Al fin y al cabo, La Moncloa estará siendo para su señora como la Torre de Londres fue para Ana Bolena. Tampoco, dicho sea de paso, debió ser mucho más para ninguna de las esposas de los mandatarios anteriores que la habitaron.El caso es que lo de la "segunda dama" son los coros. Lleva toda su vida dedicada a la música, aunque su papel como soprano en el Coro Universitario de León -en el que empezó a cantar- dejó paso a su actividad como profesora de Música para niños. Ése fue precisamente uno de los principales problemas a los que tuvo que enfrentarse Zapatero cuando fue elegido secretario general del PSOE: el matrimonio tenía que irse a vivir a Madrid y Sonsoles no estaba dispuesta, de ningún modo, a renunciar a su vida personal ni a su actividad musical.Sonsoles, cuya muy estimable voz no discute nadie que la haya oído, fue admitida como "refuerzo" en el coro del Teatro Real, aunque nunca actuó en escena, sólo en conciertos. Colaboró luego con Óscar Gershensohn, director de coros en Madrid; fue seleccionada para participar en uno de los grandes acontecimientos culturales del "año Quijote", el estreno del Don Chisciotte; actuó bajo la batuta de Daniel Barenboim con la orquesta West Eastern Divan; y ahora, "la chica del coro presidenta" quiere seguir entregada a su vocación en la capital francesa. Y es que, a pesar de estar a tiro de vuelo, Paris vaut bien une messe [París bien vale una misa].

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