Palique
La muñeca de Montilla
Santi Lucas
26 de junio de 2006. En su crónica parlamentaria del pasado viernes, nuestra querida compañera Paula Corral nos dio cuenta del bochornoso episodio en el que se hallaba envuelto José Montilla a propósito de un personaje de tebeo, llamado la muñeca Tudor, que un diputado del PP, Jorge Fernández Díaz, le había afeado en el Parlamento.El 22 de marzo de 2001, José Montilla, alcalde de Cornellá, otorgó el premio al mejor guión del concurso municipal de cómics a una historieta en la que se propone la esposa perfecta, la muñeca Tudor, una compañera sumisa, trabajadora y que, cuando el marido la golpea insultándola, sonríe y responde: "Así me gusta, machote". Fin de la cita. Montilla dijo para su defensa, en el propio Congreso de los Diputados, que se trataba sólo de una anécdota sucedida hace mucho tiempo.A mí parece algo mucho más grave que eso y tampoco creo que haya prescrito semejante asnada, impropia de cualquier cerebro sano, y aún más impertinente todavía tratándose de un responsable público. La relevancia del suceso estriba en la depravación y vulgaridad de un burdo y machista guión recompensado oficialmente por alguien indecoroso llamado Montilla.A Montilla le persiguen de cerca los presuntos privilegios bancarios, las maquinaciones desmedidas contra sus adversarios en la pasada campaña electoral del Estatut, la arbitrariedad petulante en el ejercicio del poder y un comportamiento político, en suma, nada ejemplar. La muñeca Tudor que premió torpemente en Cornellá el machote de Montilla le retrata como un político pedestre, asilvestrado, de esos que hace gracias con las groserías y mofas más incalificables.La muñeca de Montilla deja en mal lugar al socialista cordobés en un momento delicado y crucial de su carrera política. Ahora bien, teniendo en cuenta la impavidez con la que ha reaccionado en los casos del préstamo condonado de La Caixa, la OPA de Gas Natural sobre Endesa, la concesión de canales analógicos de televisión, los planes para la radio, el hostigamiento al PP catalán, etc., etc., hay muy poca esperanza de que se disculpe sinceramente o lo haga con cinismo, ni que rectifique aquel galardón nefasto. A Montilla, por sus palabras de réplica, le interesa sobretodo minimizar el hecho, rebajar el nivel del nuevo escándalo y tomar distancia con el patinazo. Él está empeñado en ello para no teñir ni ensombrecer la inminente proclamación como candidato a la Generalitat. Tan legítimo es eso como delatar su calaña.
domingo, junio 25, 2006
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