La tozudez de Zapatero
Juan Delgado
21 de abril de 2006. Lo afirmaba hace unos meses Luis del Olmo, su paisano entre comillas -porque el presidente nació en Valladolid-, cuando este periodista le preguntó en una entrevista para Elsemanaldigital.com por el supuesto final de ETA: "Creo, en principio, que son sueños de una noche de verano. Me gustaría que la pacificación fuera una realidad, pero hoy por hoy no lo veo tan cerca. No obstante, Zapatero es muy tozudo". Otro leonés que ha seguido muy de cerca su trayectoria política me insistió en esta última tesis: "Como se le meta en la cabeza una idea, no se para en barras con tal de conseguir su propósito". Pues bien, el presidente se ha marcado el objetivo claro y nítido de pasar a los anales de la historia como el presidente que acabó con ETA. Se ve con nitidez en las últimas entrevistas que ha concedido. Él no ha apostado por atajos subterráneos como hicieron algunos hermanos mayores del PSOE. Su apuesta es política por paz. Aunque lo niega con ese lenguaje deconstruido que usa -inocuo en apariencia, cargado de contenido en el fondo-, la realidad es que cada vez que habla lo reconoce implícitamente. El martes lo dijo respecto a la integración de Navarra en el País Vasco: "Sin ETA, todo es posible". En ese posibilismo se incluye el volantazo de los socialistas navarros. Ese "todo es posible" lleva consigo que el PSN estaría dispuesto en ese caso a montar un tripartito, cuatripartito o lo que sea con todos los nacionalistas, que crearía un órgano común que sería el punto de partida de la fusión. La cabezonería de Zapatero es imparable. Le importa la paz porque cree que con ella seguirá viviendo casi eternamente en La Moncloa. Sí existe, en este caso, una llave para cerrar esa puerta. La tienen los electores navarros. Si le otorgan la mayoría absoluta a UPN o a UPN-CDN, esta vía quedaría una vez más cortada.
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