miércoles, febrero 21, 2007

Luis del Pino, Plumillas al borde de un ataque de nervios

Plumillas al borde de un ataque de nervios
22 de Febrero de 2007 - 00:05:34 - Luis del Pino
Durante muchos meses, hemos estado oyendo la tontería de que todo lo que íbamos denunciando los medios independientes tendría explicación cuando la información del sumario se conociera al completo. Después, cuando se desclasificó la documentación del sumario y se comprobó que las cosas que veníamos denunciando eran ciertas, se cambió el argumento, para sostener que "los conspiranoicos" seríamos definitiva e irremisiblemente refutados en cuanto el juicio se celebrara.
Bueno, pues ha llegado el juicio y lo que la sociedad española está viviendo es el paulatino derrumbe de la versión oficial. Un derrumbe primero de imagen: los españoles están teniendo la oportunidad de ver de primera mano a esos famosos "islamistas" a los que se responsabilizó de los atentados. Y lo que está viendo es a una panda de pringados que nada tiene que ver con los fanáticos terroristas de Al Qaeda que hemos podido contemplar en otros juicios. Y ese derrumbe de imagen amenaza con transformarse en un derrumbe de las pruebas fundamentales del caso en cuanto los testigos empiecen a desfilar por el estrado.
Así que aquí estamos tan tranquilos esos "conspiranoicos" a los que decían que el juicio iba a desmentir, mientras que en los medios que defienden la versión oficial los nervios empiezan a cundir de una forma realmente llamativa. Ya no son sólo las amenazas de presuntos policías a determinados periodistas; ya no son siquiera las agresiones de los miembros de cierta asociación a otras víctimas del 11-M; ahora se ha desatado la campaña contra uno de los abogados defensores desde los medios del Imperio Prisa.
Resultaba previsible, y así lo pronostiqué en petit comité hace ya unas semanas: el hecho de que el "culpable oficial" del 11-M, Jamal Zougham, tenga por fin un abogado capaz de defenderle destroza por completo la estrategia que se habían marcado para este juicio aquellos que tratan de imponer la versión oficial, así que cabía esperar una campaña de desprestigio más pronto que tarde. No me equivoqué en la predicción: ayer empezó esa campaña en la Cadena Ser.
¿Qué tiene el 11-M que les pone tan nerviosos? ¿No habíamos quedado en que España se merece un Gobierno que le diga la verdad? ¿No iba este juicio a dejar claro que todas las denuncias de "los conspiranoicos" no eran más que fantasías propaladas por periodistas que sólo buscan enriquecerse? Entonces, ¿por qué, en lugar de esperar tranquilamente a que los hechos nos desmientan, necesitan recurrir a las amenazas, a las intoxicaciones, a las campañas de desprestigio? ¿O es que, quizá, los hechos no nos van a desmentir?
La mentira tiene las patas muy cortas. Y yo les recomendaría, a esos defensores de la mentira oficial que tan nerviosos están, que se tomen un barril de tila. Porque, si están nerviosos a estas alturas, dentro de unas semanas les puede dar una apoplejía. Mientras tanto, los conspiranoicos seguimos aquí, donde siempre hemos estado: tratando de informar a la gente sobre los hechos. Y, al final, los hechos son tozudos. Ningún eslogan resiste su embate.
La información nos hace libres.

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