sábado, octubre 20, 2007

Victimas de Zapatero

domingo 21 de octubre de 2007
Víctimas de Zapatero
A estas alturas, la lista de bajas en el PSOE con motivo de la política de Rodríguez Zapatero es amplia y cualificada. No hay muchos precedentes de tantos dirigentes socialistas defenestrados en tan poco tiempo, y menos cuando el partido al que pertenecen está en el poder, situación en la que se supone que reina la calma y la confianza. Fernando Puras, Joan Ignasi Pla, Rafael Simancas, Miguel Sebastián, Rodríguez Ibarra y, ahora, Pasqual Maragall. Ninguno era alcalde de pedanía, sino, salvo Sebastián -candidato a la alcaldía de Madrid-, líder del partido en su respectiva comunidad. Y en todos ellos hay un denominador común: el fracaso de Zapatero, bien en la elección de la persona, bien en el diseño de la estrategia política que debían seguir. Son síntomas que aparecen en un partido especialmente sensibilizado por el riesgo a perder el poder y, por tanto, con una cohesión demasiado condicionada a mantenerlo. En este sentido, el Partido Popular se ha mostrado mucho más solvente y organizado internamente, pues tras la derrota de 2004 ha llegado a 2007 con el aval de la victoria en las elecciones municipales de mayo pasado y con unas crisis en Cataluña y Baleares rápida y eficazmente zanjadas, sin damnificados dedicándose a hacer ajustes de cuentas.
La baja en el PSC de Pasqual Maragall -quien ayer anunció, en un gesto que le honra, que padece alzhéimer y que centrará todas sus energías en combatir la enfermedad- no es una decisión inesperada, porque culmina un proceso irreversible de crisis iniciado tras el pacto estatutario, y con motivo del mismo, entre Rodríguez Zapatero y Artur Mas. Maragall, como tantos otros, se siente, y con razón, traicionado por su partido y por el actual presidente del Gobierno, quienes lo utilizaron en 2003 como ariete de una política de pactos con el extremismo nacionalista y de puesta en práctica del aislamiento del Partido Popular. La coalición con Esquerra Republicana, el Pacto del Tinell para aniquilar políticamente a los populares y el impulso a una reforma estatutaria cuyo objetivo era cambiar el modelo de Estado fueron el trabajo sucio que asumió por encargo de un PSOE que prescindió de él cuando se tomó en serio su papel de presidente de la «nación» catalana y absorbió con demasiada intensidad los postulados del soberanismo de ERC. La situación no ha mejorado con Montilla, quien, con otro lenguaje y otras maneras, lidera un gobierno tan extremista y perturbador como el de su predecesor.
Maragall se va del PSC, y no parece que las estructuras de este partido vayan a conmoverse especialmente, porque el propio Maragall se ha amortizado en buena medida por su tendencia a ir por libre. La decepción del ex presidente catalán con Zapatero responde a motivaciones difícilmente comprensibles fuera de su partido, incluso fuera del núcleo dirigente del PSOE. Sin embargo, sí revela un vertiente significativa de los estragos causados en apenas cuatro años por la política del presidente del Gobierno en relación con los nacionalismos y con las reformas territoriales, en la medida en que una y otras han exigido una desnaturalización ideológica del socialismo, abrazado ahora a las causas de los particularismos territoriales y étnicos, y socio industrial y financiero de los proyectos soberanistas cuya premisa moral es la desigualdad de los españoles. La frivolización de la imagen del presidente del Gobierno en un vídeo inefable, que pretende convertir en icono político lo que es únicamente un problema de dicción, resume la superficialidad con que el PSOE y su secretario general se asoman a los problemas de una legislatura que hace cada vez más necesario el cambio político.
A cinco meses del final de la legislatura, la lista de caídos de Rodríguez Zapatero responde a un mismo patrón: todos y cada uno de ellos fueron utilizados en el laboratorio de ideas del presidente del Gobierno. Y todos sufrieron en sus carnes el fracaso de la estrategia del líder socialista, que les convirtió en chivos expiatorios de su monumental error de cálculo.

No hay comentarios: