martes, octubre 23, 2007

Valentin Puig, La Mocloa incorpora dinamarca

martes 23 de octubre de 2007
La Moncloa incorpora dinamarca

VALENTÍ PUIG
ZAPATERO lleva varias veces paladeando la invocación de un símil propio de grandes conquistadores y exploradores de tierras lejanas: desde el inicio de la legislatura, la riqueza de España ha aumentado en 265.000 millones de euros, cantidad equiparable al PIB de Dinamarca. Es como si hubiésemos incorporado Dinamarca, ha dicho en diversas ocasiones el presidente del Gobierno. Fáustico «Anschluss» macroeconómico que habrá inquietado a más de un danés, gente muy celosa de su soberanía, como ha demostrado en sus modos de participación europea. Claro está que Zapatero sólo estaba planteando un símil electoral aunque, desde este punto de vista, quizás le hubiese cundido más poder asegurar que el plan Ibarretxe no va a significar la desincorporación de una parte de España.
El símil danés es tan grandioso y épico como impropio de un líder que también sostiene que los que más presumen de saber son los que menos saben. En la entraña simbólica de la anexión de Dinamarca reverbera una peculiar nostalgia, como de los Tercios de Flandes en términos de PIB. Ahora que nadie se atreva a pensar que Rodríguez Zapatero no es un patriota. No es poco comparar el producto del crecimiento económico español a una anexión figurativa de Dinamarca. En realidad, el actual PIB danés es consecuencia de las políticas de la coalición liberal-conservadora que está en el poder con Fogh Rasmussen. Pasaron las largas décadas de hegemonía socialdemócrata y la economía danesa crece. De momento se mantiene fuera de la eurozona -por referéndum-, del mismo modo que rectificó el «no» al Tratado de Maastricht al obtener sustanciosas cláusulas optativas. El Gobierno actual ha reducido impuestos. Toda esa nueva riqueza, todo el PIB de un país europeo con casi seis millones de habitantes, ahora forma parte del mapa económico de la España de Zapatero. Se aprovecha de la política fiscal del centro-derecha danés al igual que lo mejor de su política económica se concreta en lo que no ha tocado de la herencia que le legaron los gobiernos del PP. Lo saben incluso en Dinamarca.
Mañana comienza el debate de los Presupuestos Generales del Estado, para lo que el Gobierno cuenta con el PNV y parte del Grupo Mixto. Hace tiempo que se disparó la dialéctica sobre las previsiones de crecimiento. Para 2008, unos estiman el crecimiento en el 3,3 por ciento -el Gobierno, por ejemplo-; luego están los cálculos sobre el 3 por ciento. Otros se decantan por un 2,7 ó 2,8 por ciento. Concretamente, el Fondo Monetario Internacional habla de un 2,7. De nuevo podrá Zapatero repetir el chiste malo: las previsiones del FMI se pasan «un rato». En general, no se percibe una confianza general en su apuesta de crecimiento para 2008. En las páginas «on line» de sociedadabierta.es, se sitúa la economía española en el dilema de crecimiento entre el modelo irlandés -PIB per cápita en segundo lugar de la UE- o el modelo de Portugal, con siete años de recesión. En España, el estancamiento de la productividad y la pérdida de competitividad están más en la senda portuguesa. Malas noticias para esa Dinamarca virtual que se acaba de incorporar al mapa mitómano-mitológico de La Moncloa.
Es natural que la proximidad de una cita electoral inyecte triunfalismo en la retórica gubernamental, pero una cosa es caer en abusos como el símil danés y otra auparse a las euforias del Prozac político. Según el maldito FMI, España va a ser el país industrializado que más va a sentir los efectos de la crisis. La Cámara de Comercio de los Estados Unidos en España pide menos impuestos e intervencionismo. El Círculo de Empresarios aboga por unos Presupuestos Generales que afronten con eficiencia las notables incertidumbres del momento económico español y puedan adaptarse a una eventual ralentización del crecimiento y de la creación de empleo. Siempre prestos a salirse del territorio nacional, en ERC quieren la devolución del proyecto presupuestario. Hay que contentar a unas bases algo trogloditas que en un 43 por ciento desean renegociar la presencia de ERC en el tripartito catalán. Por eso Carod aparece en televisión y para contentar a sus militantes pide que le llamen «Josep Lluís» incluso en China. Por supuesto, también en Dinamarca.
vpuig@abc.es


http://www.abc.es/20071023/opinion-firmas/moncloa-incorpora-dinamarca_200710230318.html

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