Urbaneja, Las encuestas dan empate: PSOE, 3-PP, 2

martes 9 de octubre de 2007
Las encuestas dan empate: PSOE, 3-PP, 2 Fernando González Urbaneja

La encuestas ya son el pan de cada día en los partidos, no hay “maitines” en los dos grandes que no empiecen con sesión demoscópica y las consiguientes conclusiones. No hay margen de maniobra para cambios de enfoque en las respectivas campañas que van a trillar por lo ya trillado, pero sí hay posibilidades para modificar los énfasis para poner más carne en el asador de uno u otro lado.
Los socialistas, por ejemplo, se van a envolver en la bandera y la Corona tanto como los populares, y éstos van a convertir el precio de las hipotecas en argumento constante de la perversidad socialista. Sospecho que va a ser una campaña larga y cansada, que van a aburrir y van a desgastarse como nunca antes.
Pero vamos a las encuestas, que insisten en pintar un panorama que apenas cambia en sus resultados finales. Las diferencias entre los dos grandes son estrechas, menores incluso que el resultado de marzo del 2004, y con tan estrechas diferencias, que tienen mucho de empate técnico por errores razonables de muestreo y de cocina interpretativa, los socialistas mantienen ventajas en casi todos los indicadores. De manera que empate pero no tanto.
Los socialistas, como siempre, ganan en intención de voto declarada; también en voto estimado y atribuido (algún encuestador se atreve a apuntar ventaja popular), y sobre todo ganan en apreciación de ganador, en preferencia de ganador y en valoración de líderes. Rajoy no despega, no consigue aprobar ni con discurso duro, ni con discurso suave, ni con retoques de vestuario. Desglosado el voto por partidos, Rajoy tiene peor valoración entre los populares (los que le votan) que Zapatero entre los socialistas, lo cual favorece aún más a este último. Con diferencias tan estrechas, el tirón del líder resulta decisivo y Rajoy no tira lo suficiente.
También se nota el agotamiento de ambos líderes, que cotizan por debajo de algunos de los otros dirigentes de sus respectivos partidos. Un dato que hoy no justifica cambios de alineación ya que es demasiado tarde para rectificaciones sustanciales.
A cinco meses, a 150 días, sólo cabe afanarse en agradar, confiar en la suerte de Alonso, que el contrario se empantane en el barro y cometa errores, y esperar el veredicto de las urnas: el que más votos obtenga podrá seguir al frente del partido e incluso gobernar, el otro, a casa. De momento la ventaja es para Zapatero, el Hamilton de esta carrera es el de León. Pero todo está abierto.
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