lunes, octubre 08, 2007

Ruben Loza, Ejercicios espirituales

martes 9 de octubre de 2007
Ejercicios espirituales Rubén Loza Aguerrebere

“Un hombre es lo que ama”, afirmaba Joseph Brodsky. En este caso, se propaga a través de palabras cargadas de transparencia, movilidad, movimiento perpetuo. Me refiero al libro del poeta argentino Alejandro Guillermo Roemmers, titulado Como la arena, que se presenta hoy en Montevideo y publicado en ambas orillas en coedición por dos editoriales: la argentina Alloni/Proa y la uruguaya El Galeón.
Nacido en 1958, en Buenos aires, el autor estudió Administración de Empresas en la Universidad Autónoma de Madrid, donde contemporáneamente se dedicó al mundo de la poesía. Fue premiado en esa misma universidad, en 1977. Publicó, luego, numerosos poemas, los cuales el curioso lector podrá halla en Soñadores, Soñad. Desde entonces, su poesía no ha dejado de crecer y hoy es una figura distinguida en las letras de su país.
En 1995 publicó Ancla Fugaz, libro presentado en la Nacional de Madrid, en oportunidad de conmemorarse el décimo aniversario del maestro Borges. Luego apareció Más Allá, presentado en mayo del 2003 por el secretario de Cultura de España, don Luis Alberto Cuenca, en la Biblioteca Nacional de Madrid. Allí también presentó sus Poemas Elegidos el año pasado.
No es escritor quien escribe meramente unas líneas o unos pensamientos a través de un esquema determinado. Esos juegos técnicos no tienen nada que ver con la consciencia de un escritor. Y es que la poesía es una vocación esclusiva y excluyente, y cuando el poeta escribe buscándose, y lo hace con hondura, puede lograr que su voz sea muchas voces, como diría Octavio Paz. En sus poemas está lo visible, el hombre, y lo invisible: el alma.
La poesía es su tema. Lo dice el poema que cierra el libro. Pero, asimismo, su pluma bebe de la naturaleza, del ser creado, del retablo en torno, de las luces y las sombras, y sus poemas tienen, además de esa connotación tan personal, una música que los distingue. Sus límpidos sonetos, su poesía en general, recoge el esplendor de quien ha logrado añadir a la vida y a la cultura inspiración.
Es un poeta que no teme desnudar sus sentimientos, pero es, sobre todo, un poeta que no rebaja el nivel de su voz y que ha conseguido que sus intuiciones, invención y melancolía, se conecten de un modo inmediato con sus lectores.
Así, Como la arena, de Alejandro Roemmers, invita a peregrinar por sus páginas, es decir, a realizar una de las formas más vivas y eficaces del ejercicio espiritual, como enseñaba Cunqueiro.

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