domingo, octubre 21, 2007

Rosa Regás, Memoria historica

Memoria histórica
21.10.2007 -
ROSA REGÀS r.regas@diario-elcorreo.com

Venimos debatiendo la necesidad de recuperar nuestra memoria desde hace muchos años, muchísimos. Tal vez ciertos elementos de la oposición no lo sabían porque ellos vivieron en el mejor de los mundos, como el del señor Oreja, con placidez, dinero y prebendas, y por esto creen que los llamados 'pobres', los exiliados, las familias de los asesinados y desaparecidos, vivían conformados con su suerte, en la 'paz franquista', y que se había corrido un tupido y definitivo velo sobre el golpe de Estado, la guerra civil con sus tragedias y sus muertos, la durísima posguerra con sus asesinatos, y los cuarenta años de dictadura, gracias a los programas educativos que enseñaron Historia a varias generaciones, y sobre todo al miedo que controló la sociedad durante toda la dictadura. Y es que ellos no conocieron ese miedo. Pero no se trata ahora de miedos, ni de venganzas, ni de castigar a los colaboradores ni a quienes cometieron atrocidades en nombre de Dios y de la Ley, sino de conocer los hechos y reconocer a otros mártires distintos de los de la Iglesia y el franquismo. Reconocerlos, agradecerles que lucharan por la democracia, la libertad y la legalidad. Devolver los bienes que a tantos inocentes les fueron requisados por una autoridad que el dictador se atribuyó sin la palabra de un pueblo cuya libertad anuló y despreció, y dejar claro que la dictadura es el peor de los males que puede sufrir un país, del que, como dice Kapuscinsky, no se recupera totalmente hasta pasados cien años. No es una ley perfecta, entre otros asuntos fundamentales porque no se anulan juicios sumarísimos ni de otro tipo. Pero, de aprobarse, habrá necesitado treinta años de democracia para ser promulgada. Una ley que digan lo que digan no busca el enfrentamiento sino la reconciliación definitiva y la justicia.Quienes están contra esta ley deberían defender el conocimiento de nuestro pasado, no la versión siniestra y manipulada que de él nos ha dejado la dictadura. Porque de nada sirve mirar al futuro si no se tienen los pies asentados en el presente. Y no hay presente sólido si no se conoce el pasado. Así lo han entendido los países que han sufrido dictaduras tan espantosas como la nuestra. No hablamos de recuperar el pasado de Mayor Oreja, sino el del país entero, incluidos los españoles que sufrieron persecución y muerte por defender la libertad y la democracia y por reconocer que la dictadura que sufrimos durante cuarenta años fue una etapa siniestra de nuestra Historia. Nada más.

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