domingo, octubre 07, 2007

Rajoy puede ganar

lunes 8 de octubre de 2007
Rajoy puede ganar
EL barómetro de otoño que hoy publica ABC ratifica la estabilidad de posiciones preelectorales del Partido Popular y del PSOE, aunque los socialistas pierden dos puntos desde el mes de julio, lo que reduce su ventaja sobre los populares prácticamente en la misma medida. Si se celebraran hoy las elecciones generales, el PSOE obtendría el 41,2 por ciento de los votos, y el PP, el 39,3 por ciento, el mismo porcentaje que en julio pasado. Los expertos califican esta diferencia como «empate técnico», lo que en términos más vulgares quiere decir que cualquiera de los dos grandes partidos puede ganar las elecciones de 2008. Hay que tener en cuenta que la opinión de los encuestados no sólo carece de la presión propia de la inmediatez de las urnas, sino que también está muy condicionada por el clima de incertidumbre en aspectos fundamentales que conforman, a la hora de la verdad, el color de la papeleta elegida por el votante.
Lo cierto es que los datos de este barómetro, coincidente básicamente con otras encuestas recientemente conocidas, facilitan un concreto análisis que sí se puede considerar definitivo: el Gobierno llega a la precampaña con el fracaso de no haberse quitado de encima al PP. A estas alturas del mandato, Rodríguez Zapatero ha invertido todo el capital político con el que pretendía presentarse ante las urnas con un PP aún traumatizado por la derrota de 2004 y con una opinión pública subyugada por los encantos de un Gobierno que iba a ser sincero, pacificador, igualitarista y dialogante. El pronóstico de los estrategas socialistas de 2004 era llegar a este final de mandato con la mayoría absoluta garantizada. Sin embargo, tanto los pronósticos como las políticas socialistas que debían hacerlos buenos han fallado. El PP tiene a su electorado muy movilizado, es un partido que ha demostrado tener una organización interna muy eficaz y, sobre todo, ha ganado unas elecciones, las municipales, al tercer año de mandato socialista. Sus posibilidades de ganar en marzo de 2008 están intactas. Por su parte, el PSOE se encuentra con que su política de radicalismos máximos no ha sido tan rentable como esperaba. Pese a todas las apuestas lanzadas por Zapatero -estatuto catalán, negociación política con ETA, ruptura de consensos, memoria histórica, matrimonio homosexual, ley de dependencia...-, resulta que el PP está pisando sus talones y a expensas de acontecimientos que no están enteramente en sus manos, como la marcha de la economía y la evolución del terrorismo de ETA.
Además, la encuesta refleja ya el impacto de las últimas medidas sociales del Gobierno, y no parece que el beneficio preelectoral se corresponda con la envergadura de los cheques firmados por Zapatero para el dentista, la natalidad y los alquileres. Quizás el problema radique en que este Ejecutivo ha llegado a ese peligroso terreno del descrédito que hace que las grandes promesas se ahoguen en el escepticismo de los ciudadanos. No se trata tanto de que a los ciudadanos no les guste que el Estado les subvencione sus demandas principales -salud, vivienda-, sino de que no creen en el Gobierno que las promete. Por eso, los ciudadanos encuestados muestran un pesimismo general en la valoración de los capítulos más importantes de la actualidad española, tales como terrorismo, economía familiar y clima político. Tampoco mejora, aunque hay matices en las respuestas dadas, las previsiones que hacen sobre el futuro, lastradas por las incertidumbres acerca del empleo, la economía familiar y el precio de la vivienda. La visión general es, por tanto, de igualdad de opciones entre ambos partidos para ganar en 2008, con un riesgo claro para el PSOE de que el escepticismo sobre el futuro le pase factura y decante hacia el PP o la abstención a un número de votantes suficiente para dar la victoria a Rajoy. Las posiciones de partida en los electorados fieles del PP y del PSOE no parece que vayan a alterarse, cualquiera que sea la evolución de los acontecimientos. En este sentido, la altísima fidelidad de voto al PP es la gran baza de este partido para ganar, porque cualquier oscilación abstencionista teóricamente perjudicaría a los socialistas. La intensa campaña de medidas sociales iniciada tras el verano, así como la «españolización» del Gobierno -tácticas que no estaban hace seis meses en la agenda de Zapatero- demostraría que los socialistas están al tanto de que, con lo que han hecho hasta ahora en tres años y medio, no sólo no tienen asegurada la victoria, sino que puede ser la causa de su derrota. Si el centro-derecha no incurre en el derrotismo ni en la resignación y acierta a conectar con las aspiraciones reales de los ciudadanos, Rajoy puede ser presidente del Gobierno en 2008.

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