viernes, octubre 19, 2007

Rafael Bardají, La Europa antidemocratica

viernes 19 de octubre de 2007
La Europa antidemocrática
RAFAEL L. BARDAJÍ
Es comúnmente aceptado que la Unión Europea sufre un déficit democrático. Cuando los jefes de Estado (uno, Sarkozy) y de gobierno (el resto) aprueben en su cumbre de Lisboa el nuevo tratado sustitutivo de la fracasada Constitución europea, no harán sino incrementar aún más ese consabido déficit democrático.
Por una razón muy sencilla: el nuevo tratado no es sino una versión «light» de la Constitución. Más reducida, sin tanta ampulosidad si se quiere, pero no por ello menos ambiciosa en sus planteamientos. Para España es aún peor, ya que salva de la Constitución justo los aspectos que más desfavorecían a nuestros intereses, como son los institucionales y los mecanismos de toma de decisión. Este tratado es tan importante para nosotros como lo era el rechazado texto constitucional.
Franceses y holandeses, en consulta popular, rechazaron el texto de entonces. Los españoles lo votamos favorablemente. Pero ahora, escudados en la triquiñuela de que esta nueva versión reducida no se atreve a llamarse Constitución, los dirigentes de la UE estiman que ahora los europeos sólo debemos acatar su compromiso y callar sobre nuestro grado de aceptación o rechazo del mismo. Lo cual dice mucho de sus temores a un nuevo rechazo popular y sobre su planteamiento acerca de la voluntad popular.
Pero Europa, la Europa del Siglo XXI, no puede seguir construyéndose a espaldas de sus ciudadanos por obra y gracia de unos cuantos, tal vez demasiados, burócratas de Bruselas. Cuando lo líderes políticos creían que se iba a ganar, estaban ansiosos en pasar la Constitución europea por el refrendo popular; cuando temen que se les suspenda de nuevo, huyen de la responsabilidad ciudadana.
Y la verdad es que si el Gobierno nos convocó a un referéndum en 2004, también debería convocarnos a una nueva consulta popular ante la entrada en vigor de este nuevo texto europeo. Cambia tantas cosas y tan importantes en nuestras vidas que es lo menos que se puede exigir. Que escuche nuestra voz. No lo hará por cobardía.

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