lunes, octubre 08, 2007

Pablo Sebastian, La justa memoria histotica

martes 9 de octubre de 2007
La justa memoria histórica Pablo Sebastián

Nadie puede sentirse ofendido por la Ley de la Memoria Histórica que condena al franquismo y recupera la dignidad de esa parte de la historia —la republicana— reciente de España en la Guerra Civil y en los cuarenta años de la dictadura que sufrió la muerte y la persecución y que sólo tuvo una lectura, la que de todo ello hizo el régimen de Franco, y que, desde el inicio de la Transición, había quedado aplazada para así evitar convulsiones en el difícil cambio de régimen que ahora ha cumplido los treinta años.
Lo lamentable del proyecto de ley, que ahora tiene luz verde, con apoyo del PSOE, CiU, PNV, IU y otras minorías, todos menos el PP y ERC —ambos por motivos bien distintos—, está en que no haya podido ser consensuado por los dos grandes partidos nacionales, como hubiera merecido el caso. Como ha sido poco oportuno que el proyecto de ley se haya unido, a lo largo de la presente legislatura, a otras iniciativas que han roto el consenso constitucional y de la Transición, como el intento del presidente Zapatero de avanzar hacia un modelo confederal del Estado y de negociar con ETA una paz a cambio de concesiones políticas, dos iniciativas que, afortunadamente, fracasaron.
Pero, dicho esto, tenemos que subrayar que la Ley de la Memoria Histórica hace justicia a los españoles demócratas y republicanos que sufrieron la represión del franquismo, y pone en su sitio a la dictadura del general Franco, cosa que seguramente no gusta a muchos dirigentes del PP —antes Alianza Popular— porque muchos de ellos, o sus padres y abuelos, no sólo fueron franquistas, sino que en no pocos casos formaron parte destacada del régimen represor, como lo acredita la presencia de Manuel Fraga como presidente fundador del PP. Lo que no quiere decir que estos políticos hoy no sean demócratas, e incluso hayan sido colaboradores necesarios e importantes en el proceso de recuperación de las libertades en nuestro país, como también es el caso de Fraga.
Pero una cosa es eso y otra reconocer los errores y horrores de la dictadura y los derechos y dignidad de las víctimas de ese tiempo. Y eso se entiende que no lo quieran hacer muchos dirigentes del PP —partido donde también habitan víctimas del franquismo— por motivos más personales o familiares que por verdaderos motivos políticos, de justicia histórica y de deuda con las víctimas de ese tiempo y sus familias. Hasta los Reyes de España han acogido muchas veces a esas víctimas republicanas de la guerra, a los niños de la guerra, o a los soldados del bando republicano que no hace mucho han desfilado con los del llamado bando nacional por las calles de Madrid.
Entonces, ¿qué hay de malo en declarar ilegítimos los juicios políticos y parapoliciales del franquismo? O condenar la dictadura, o reconocer a las víctimas. Descalificar el proyecto de Ley de la Memoria Histórica como lo ha hecho un furioso Acebes, diciendo que eso retrata a Zapatero, es otro error del PP que más bien retrata a ese partido. Al que, seguramente, vamos a ver representado en la próxima canonización en Roma de 498 mártires de la “cruzada” franquista, al tiempo que niegan el pleno reconocimiento a las víctimas de la dictadura, que hace ya treinta años que lo merecen y que, por fin, a la vista está.

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